domingo, octubre 01, 2006

Donaciones

Hoy es la fecha en la que comienza a funcionar la mesa de donantes privados para financiar el programa “Sembrando” organizado por la señora Pilar Nores para impulsar la lucha contra la pobreza. Alan García ha sido enfático en decir que se trata de un proyecto en el que el Estado no pondrá un solo centavo, de dónde se deduce que todo su éxito, incluida la millonaria campaña de publicidad que estamos presenciando, viene de la buena voluntad de las empresas. Es parecido a lo del “aporte dinero” de las mineras y al anuncio, de hace apenas dos días, del ministro de Agricultura sobre los tractores reequipados y puestos operativos por una empresa de maquinaria agrícola. Se puede deducir que Es-salud tiene la oportunidad de abrir una mesa de donantes de medicinas y pedir médicos voluntarios pagados por las Compañías. Las universidades y colegios particulares podrían enviar libros, cuadernos y lapiceros. Los pesqueros una cuota de caballa que separen del lote que muelen diariamente como si fuera anchoveta. Tal vez los que ganan con el TLC hagan una bolsa para los campesinos perjudicados, mientras el ministro Carranza insiste en que de ninguna manera hay plata.

Con la misma lógica en que los programas sociales van a una ONG de la esposa del presidente, que pasa el sombrero a los ricos del país sin comprometer al fisco, pero cosechando aplausos para el gobierno, los cinco hijos podrían tomar un tema cualquiera: familias sin agua, niños que trabajan, emigrantes ilegales, etc., y convocar a las empresas con el respaldo de su padre. Sería esta una nueva modalidad de gobernar en el mundo. El Estado no sube los impuestos y las empresas colaboran voluntariamente con diversos programas. Y si hay mucha susceptibilidad por el manejo del dinero por familiares del que gana puntos en las encuestas, lo sacamos afuera. Total si no le cuesta nada al fisco. El mundo redescubierto por obra de García. El corazón roñoso delas empresas rasgado por el poder de persuasión de un gobierno responsable. ¿Se dan cuenta de los que estamos hablando?

Hagamos una pregunta previa: ¿de dónde ha venido el interés por aportar de los grupos económicos más poderosos. Propongo varias hipótesis: (a) que todo el país ya se dio cuenta que están ganando demasiado y que gozan de sistemas de protección de sus ganancias que son una grosería en un país de pobres, y se están adelantando para evitar que les cambien las reglas; (b) que han leído las últimas elecciones como una amenaza a sus beneficios y que aprecian al gobierno aprista como la última barrera que tienen para evitarse una irrupción social; (c) que los aportes son siempre más baratos que los impuestos, hacen mejor publicidad y pueden usarse como instrumento de presión sobre el gobierno, ya que pueden ser retirados por decisión del donante; (d) que entre Estado con remuneraciones rebajadas y empresas que hacen aportes voluntarios para programas públicos, se puede crear una zona gris de ventajas para funcionarios semiestatales y para contabilidades dudosas; etc.

Debe haber, ciertamente, de todo un poco. Fujimori había ensayado el método con donaciones japonesas, en las que su familia metió las uñas. Y en diversos gestos de empresas privadas que daban la idea de sensibilidad hacia los más necesitados, pero que en realidad querían que el “chino” siguiera en el gobierno, porque les aseguraba estabilidad para contratos leoninos, dureza con los sindicatos y cero oposición a los grandes negocios. Hoy García está cumpliendo idéntico papel. No son sus dotes persuasivas y su capacidad para huevear a la gente, lo que hace acudir en su apoyo a los dueños el dinero. Es una apuesta contra los Humala, los padre Arana, los Palacín de CONACAMI, los factores que han traducido la crítica del país contra el modelo que mostraba toda su cara insensible cuando no percibía riesgos.

¿Hasta dónde puede llegar la generosidad del capital como para que pueda tener impacto real en la realidad de la pobreza, en un país donde el 52% tiene un ingreso diario de menos de dos dólares? Pienso que sólo puede producir resultados muy magros, socialmente hablando. Pero políticamente puede ser muy rentable para las empresas que tomen parte en esta especie de gran pollada nacional en que está deviniendo el gobierno aprista.

1.10.06

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