jueves, octubre 12, 2006

Zelig

La enfermedad de Zelig consistía, según Woody Allen, en una tendencia irrefrenable del personaje a adoptar la personalidad de aquellos con que le tocaba relacionarse. La debilidad de su carácter era tal que terminaba convertido en el otro. Ayer, vi el síntoma en Alan García. Lo había sospechado cuando parecía un clon del presidente de la Telefónica y alguien que se proponía renegociar el contrato consigo mismo. También con el señor Hunt, de Hunt Oil, por supuesto. García ahí era un petrolero, que se había olvidado de paso que en la campaña se sumó a las críticas por el gaseoducto perforable que esta compañía ayudó a construir desde Camisea. Para no hablar de que parece Cardenal cuando está frente a Cipriani y, como siempre, general cuando lo rodean uniformes en ceremonias militares.

Pero esta vez el síndrome ha tenido rasgos más acusados. García partió, en avión comercial por supuesto a Estados Unidos, acompañado de Joselo García Belaúnde, y no alcanzó la plata para la ministra Áraoz que dice que no aceptará renovación de ATPDEA (que plantea el canciller) porque ella es TLC o muerte. Y en el aeropuerto, un digno presidente que no iba a hacer las de Toledo de buscar congresistas que no lo reciben, invitar almuerzos y comilonas a empresarios que siempre aplauden cuando otro paga la cuenta ,y aferrarse de la mano de Bush para que el video registre cuán amigos eran esos dos, dijo que iba por menos de 24 horas, a plantear que el presidente de Estados Unidos entregue el TLC al Congreso, reclamarle “una nueva política antidrogas” con participación de Europa y a promover el crédito BID para Camisea, es decir para el señor Hunt.

Uno podía decir sin lugar a equivocarse que había absolutamente un nuevo estilo. No sólo por el avión comercial y el alojamiento en algún sillón de la embajada en Washington, sino porque se introducía la palabra dignidad. Ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer, ahora depende de ellos y no les vamos a rogar por un TLC. ¿Y qué hacía entonces viajando por este motivo, si además convencer a Bush del TLC es una redundancia? Pero, en fin, cuando uno es de “izquierda”, pero lo elige la derecha, lo que se quiere decir es que la coherencia está un poco en desuso. Lo importante es que García quería decir que el trato era de presidente a presidente.

¿Y qué hemos tenido después del viaje? A García transformado en Bush. Ni más ni menos. Dos horas de contacto desataron la enfermedad. Es lo que yo creo. Porque de otra manera no me explico porqué hemos asistido a una casi declaratoria de guerra a los bolivianos y venezolanos. Porqué nos felicitamos ahora de la política de despachar a los mafiosos capturados acá, para que sean juzgados allá, sin respeto por las instancias jurídicas nacionales. Porqué la nueva política antidrogas es idéntica a la antigua, policía anticocalera y cultivos alternativos, sin mesas con Europa y productores de la hoja de coca, ni reconocimiento de los derechos de los campesinos productores,como se había dicho. Y porqué nuestro presidente afirma que habrá TLC en noviembre, diciembre, enero o julio, igual que Bush.

¿Qué le pasó? De Toledo se podía decir que era entreguista, ayayero de los gringos, pero era eso en todas las ocasiones. Fujimori era frío, distante, pragmático, toma y daca, y eso era. Belaúnde lírico y despistado. Pero, ¿García? Viaja a cuadrar gringos y regresa cuadrado por ellos. Es anti-Venezuela en las elecciones, reconciliador el 28 de julio porque los sudamericanos debemos vivir sin rencillas, y de pronto regresa de Estados Unidos convertido en el nuevo diablo que necesitaba la Casa Blanca para desviar la atención. En un corto tramo de tiempo se convirtió en Bush.

Pero, alto ahí. La enfermedad de Zelig le aquejaba en toda circunstancia. Se volvía mendigo con los mendigos, obrero con los obreros y magnate con los magnates. En cambio el paciente que tenemos en la presidencia sólo actúa así si su interlocutor es poderoso: presidente de alguna gran potencia, o de una notable trasnacional, príncipe de la iglesia o comandante general. Este es entonces un mal específico que hace que un hombre con poder quiera ser como el que es más poderoso que él. Una rara patología que se estudiará en el futuro y alguien seguramente hará una película sobre ello.

12.10.06

http://rwiener.blogspot.com/

No hay comentarios.: