martes, mayo 15, 2007

Vacilándonos con el TLC

¡Ahora sí, se viene el TLC y con él la felicidad para los peruanos!

¡Qué importa si el mismo día los cancilleres chileno y ecuatoriano ratifican en público que están unidos frente al reclamo que el Perú plantea por el recorte de una enorme porción de mar territorial en la frontera sur, convirtiendo en un problema de tres, lo que era un tema postergado entre dos!

Son minucias, de acuerdo con nuestro distraído Canciller José García Belaúnde, que no quiere que nadie le robe la espectacular noticia de que por fin demócratas y republicanos tomaron el acuerdo de empezar a discutir las enmiendas que le harán al TLC en diversas materias.

Todo por la gestión del presidente García que con su encanto natural volteó a los más duros demócratas y los convenció que el Perú es el aliado que necesitan en esta parte del continente, que aquí los derechos laborales son de la pitri mitri, el medio ambiente se cuida a muerte, etc.

Claro, la ministra Araoz es un poco confusa cuando trasmite mensajes. Y es por su culpa que se nos enredan algunas cosas:

1. Que Estados Unidos reabre el tratado para incorporarle cambios en lo laboral, medio ambiente, medicinas y otros, lo que significará modificaciones al texto principal; pero Perú no reabre y agregará como anexos las modificaciones. ¿Va a haber un tratado en Washington y otro diferente en Lima?

2. Que recién cuando se sepa el contenido propuesto desde Estados Unidos, se establecerá si se pasa a debate del Congreso o se firma nomás. Sin saber qué contenido van a tener las enmiendas se las está dando por aceptados (como pasó muchas veces durante la negociación principal) y todo lo que preocupa al gobierno es como sacarle la vuelta al Congreso peruano en esta discusión, como ya lo hicieron con el texto original.

3. Que la negociación en cualquier caso será sólo sobre los puntos que Estados Unidos plantee, y no se introducirán cambios desde el Perú en otros asuntos, lo que crea una clara asimetría y viola el criterio básico de que nada estaba resuelto hasta que todo estaba resuelto, y que la reapertura de un punto equivalía a la reapertura de todos, que Estados Unidos usó a su favor en toda la etapa anterior. ¿Por qué sólo Estados Unidos puede hacer enmiendas y el Perú se impide hacerlas?

Esto, además, sugiere algunas preguntas elementales:

¿En qué cosa se sostiene tanto entusiasmo, abrazos entre gobernantes, declaraciones de prensa, titulares periodísticos, etc., si las cuestiones de fondo, las materias de la controversia entre los dos partidos de Estados Unidos, siguen sin tratarse?, ¿quién ha dicho y con qué sustento que va a ser fácil absolverlas en el debate del congreso estadounidense?

¿Cómo es que dice que los “malditos demócratas cedieron”, cuando lo que se ha cedido es lo que no quería hacer Bush: reabrir el tratado, meterle enmiendas, romper el procedimiento expeditivo del fast track (el Congreso lo toma o lo deja) e incorporar temas laborales y ambientales que no se quisieron discutir en los tiempos de la señora Vargo?, ¿no será que quién tenía que ceder y así lo hizo -por no tener mayoría en el Congreso- fue nuestro aliado Mr. Bush?

¿Habrá alguien que pueda explicar porque a “Correo” y al gobierno les parece un éxito que se fijen estándares laborales para el TLC, y consideran un crimen que se haga lo mismo con la ley general de trabajo?, ¿no será –digo yo-, que están pensando que firmando cualquier cosa, acá podrán hacer lo que les da la gana?

Como se ve hay todavía mucho mar de fondo en esto del TLC. Pero hay una enorme voluntad de imponerlo, avasallando al amplio sector interno que tiene serias objeciones a sus principales capítulos, generando una expectativa de inminencia de llegada de trascendentales cambios, y una idea subyacente que todo lo que se entregue para lograr tan buen acuerdo es justificable.

Ahí es donde entra el rollo específico sobre geopolítica que ha estado en el centro de las dos visitas de García a Washington. El Perú vendiéndose como el mejor aliado de Estados Unidos al sur de América y como premio recibiendo un TLC firmado y sellado por el Congreso.

Aliado, evidentemente, para contrarrestar el giro a la izquierda de la mayor parte de países esta parte del mundo. Lo que puede estar ayudando a provocar realineamientos entre nuestros vecinos, otorgando ventajas a Chile que hasta hace poco estaba casi aislado.

Y esas no son minucias.

11.05.07

www.rwiener.blogspot.com

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