sábado, septiembre 29, 2007

El FORSUR y los perros

"Muy bien que renuncien y todos los que vean que su honor está siendo mancillado por los perros que renuncien. Me parece justificado y claro",
Alan García

A nuestro querido presidente le parece de perros haber puesto en evidencia que su socio empresarial, hoy jefe del FORSUR, tiene un oscuro pasado que lo relaciona con actos de violación de derechos humanos, amén de una trayectoria en el mundo de los negocios de atropello a los consumidores, trabajadores y el medio ambiente.

Al contrario cree que hemos debido felicitarlo por haber hecho funcionar su granja un cuartel informal que fue el de peor reputación del norte chico, en el que se torturaban y desparecían personas, y donde los familiares acudían a reclamar sin encontrar respuestas.

Mientras otros se negaban a dar albergue a nuestros soldados –dice García-, el buen Favre los acogió poniendo sus tierras e instalaciones al servicio del combate. Error. En el año 1991, cuando se constituyó la base de Atahuampa, el ejército estaba retirándose del servicio de seguridad a las empresas, obligándolas a contratar policías particulares.

Sólo que algunas lograron establecer la figura de militares cama dentro. Eso expresaba una relación muy especial con el sistema militar y de inteligencia de la época. Eran los días de las estructuras operativas de contrinteligencia, que equivalía a decir que los civiles sospechosos de colaboración, detectados por los agentes, eran sacados de circulación (desaparecidos, asesinados) por organizaciones militares clandestinas.

Hay evidencias que esto ocurrió en Palma del Espino en la selva (empresa del grupo Romero), en Atahuampa de Julio Favre y probablemente en otros lugares. No sorprende, por supuesto, que García no haga ascos sobre estas conductas de las que debe estar plenamente informado. Y es por eso, además, que cuando se refiere a Fujimori, jamás habla de los crímenes específicos que se le imputan a nombre del Estado, y asume solamente que se está siguiendo el curso de la ley al ponerlo en manos de la justicia.

En el Perú hay los que se escandalizan porque los familiares de los senderistas ejecutados en el Penal Castro Castro, pongan los nombres de sus muertos al lado de los de La Cantuta, Barrios Altos y muchas otras víctimas de la guerra, entre ellas numerosos policías, militares y miembros de partidos políticos legales. ¡Qué horror, mezclar los muertos! Pero no les choca que personas vinculadas a crímenes atroces desde el Estado y la empresa privada, pasen ahora por respetables y ocupen cargos de primer nivel. Ahí sí vale la mezcla.

29.09.07
www.rwiener.blogspot.com

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