sábado, diciembre 01, 2007

García el prestidigitador

En Surquillo, el alcalde ha colocado unas banderolas que indican que en ese distrito vamos a acabar al “perro del hortelano”.

Chlimper casi mata varios “perros del hortelano” con su escopeta de retrocarga, que la DISCAMEC le autorizó a portar para su defensa personal, en su anunciado asalto al puerto del Callao en rescate de sus uvas que se estaban pudriendo en los container.

El presidente del CADE que había lanzado la pregunta de cómo podemos lograr construir un país próspero y justo, declaró que en ese evento se iba a tratar de las maneras como se puede superar el problema del “perro del hortelano”.

Althaus, De la Quintana, Chichi y Rosa María, vienen entrevistando a diversos especialistas económicos para que expliquen al país cómo acabar con este síndrome que ha estado en la base de nuestras actuales miserias. Hay también varias decenas de artículos, publicados en diferentes medios (algunos de ellos míos), apoyando o discrepando de la teoría del “perro del hortelano”.

O sea el Perú está conmovido por la aparición de un perro que nunca antes había estado en el debate. ¿Cómo ocurrió esto? Por dos razones: (a) por la magia de García para variar la agenda y generar falsos diagnósticos y soluciones; (b) por la necesidad de la clase empresarial de explicar que los problemas de la injusticia social, la pobreza, el atraso, están fuera de ellos, antes fue el Estado populista, ahora es el perro del hortelano.

En el Perú hay los que recontracomen y los que apenas tienen para comer, y en medio de ambos, los que están recibiendo los primeros chorreos de los satisfechos y los que sobreviven como pueden en empleos precarios y pésimamente pagados. Pero García ha convencido a mucha gente que lo que falla aquí es que hayan pobres con propiedad, cuando esta podría estar racionalmente en manos de los ricos que son los que saben sacarle provecho; trabajadores con algunos derechos, cuando todos podrían estar sin ningún derecho, esperando que el crecimiento se los devuelva en el futuro; burócratas con poder de control, cuando las empresas estarían felices sin control alguno. O sea perros del hortelano.

Pero la fábula de la que estamos hablando se refería a unos canes que cuidaban las tierras del amo del asedio de los hambrientos, cuando a ellos tampoco les tocaba comida, lo que venía a ser una especie de crítica a la propiedad privada bajo el capitalismo. García el mago, en cambio, cuenta el cuento de otra manera: los perros son más bien burros que no quieren ceder lo que es suyo para que el hortelano se haga más rico. Es decir es la fábula del que quiere lo que es del otro. Del presidente de los hortelanos que quiere acabar con sus propios perros.

01.12.07
www.rwiener.blogspot.com

2 comentarios:

eldrope dijo...

Hacer el estado aun mas grande, ineficiente y poderoso ?

A ese paso no vamos a poder ni cambiar una griferia en nuestras casas sin pedir autorización al ministerio.

No comparto todas las propuestas de Garcia, pero tiene algunas buenas ideas que se pueden aprovechar para generar más riqueza y empleo.

Juan A. Cavero G. dijo...

En todo este asunto de las inversiones, hay cosas que definitivamente nunca se discuten. García y sus secuaces actuales plantean que la panacea para desarrollar el país es la lluvia de inversiones del cielo transnacional. Pero, por supuesto, además de despreciar absolutamente los efectos dañinos sobre el medio ambiente que podrían producirse en el caso de las madereras o las mineras (sea por explotación irracional o por contaminación), jamás plantean la reinversión en el país, de ni siquiera un mínimo porcentaje de las utilidades de las empresas extranjeras. Mucho menos, de las sobreganancias de las mineras, debido a la coyuntura de altos precios de los metales. Respecto a las empresas nacionales, ¿puede darse el lujo, un país pobre como el Perú, que esas empresas no reinviertan el íntegro de sus utilidades en el país? Si a todo esto, agregamos que los grandes empresarios quieren seguir sacando enormes ganancias, manteniendo a sus trabajadores con sueldos bajos, y un gobierno cuya máxima aspiración al respecto es sólo hacer invocaciones, entonces el cuadro está completo. El país tiene sus cuentas en azul, con impresionantes cifras macro-económicas, pero la pobreza continúa prácticamente incólume y la mayoría no se beneficia significativamente del supuesto éxito económico y simplemente tiene que esperar el "chorreo" de los beneficios excesivos que reciban los beneficiarios del sistema.
Respecto a Chlimper, es bueno saber que ese sujeto no es un empresario cualquiera, sino uno de los más prominentes capataces de la Confiep. Sus palabras, que revelan una actitud típicamente fascistoide, no pueden ser pasadas por alto ni desdeñadas como actitudes de un "loco". El mencionado sujeto ha sido ministro del delincuente Fujimori y al igual que Favre y Romero, redomado partidario del neo-liberalismo. Estos sujetos, cuando ven amenazados sus privilegios, simplemente patean el tablero y buscan un régimen autoritario que se los garantice. El tipo puede pedir todas las disculpas que quiera, pero sus palabras amenazantes revelan, con sinceridad, lo que piensa de quienes se le oponen. Se cumple así, que el fascismo es el recurso de las clases dominantes, cuando la "democracia" no les sirve para perennizar sus privilegios.