lunes, junio 30, 2008

La verdad del “desorden” de la pesca peruana

En un sorprendente ataque de “yoísmo”, el ministro Rey se ha presentado como el reformador de la pesca, el que si se atreve, y además el que dicta normas y empieza a cambiarlas al día siguiente. Aquí un recuento de sus contradicciones.

Raúl Wiener
Unidad de Investigación

1. Ha dicho el ministro dos veces rey, que ahora los barcos de madera tendrán una cuota o límite en base al 100% de su captura histórica, lo que significa que cada unidad no podrá sobrepasar su promedio de los últimos años, y que por eso deben estar contentos porque no se tomará en cuenta su capacidad de bodega, que es más pequeña;

2. Para las embarcaciones de acero les ha subido la data histórica de 50 a 60% en una sola semana y después de la guerra de comunicados, lo que quiere decir que obliga a las medianas a ceder parte de su promedio histórico a las de mayor tonelaje, que son obviamente las siete hermanas de la SNP, y la recién llegada, Pesquera Santa Catalina, del Grupo Romero.

3. ¿Quién puede probar que repartiéndose el 40% de la captura de todas las embarcaciones de acero teniendo como referencia las bodegas se “ordenará” la pesca?, ¿qué clase de tontería es esa de que arrebatando parte del negocio a unos y entregándoselo a otros se crea “orden”?,

4. ¿Dónde está el estudio que demuestra que la nueva proporcionalidad esta semana es seria y sirve para algo que no sea aumentar las ganancias de Tasa, Austral, Hayduck y otras?, ¿y qué tal si en acero también otorgamos el 100% de captura histórica por barco?, ¿no estaríamos congelando la situación actual, que se dice es de desorden?

5. ¿Por qué le preocupa tanto al ministro que las inversiones hechas en barcos y harineras no se estén recuperando?, ¿acaso no sabe que es porque los grupos más grandes entraron con fuerte capital creyendo que sacarían a los otros del negocio y no lo han conseguido por eficiencia? Y ahora quieren conseguirlo por cuota.

6. Es obvia la intención del Rey de limitar el conflicto por ahora, a las embarcaciones de acero y retirar a los llamados “vikingos”, que otras veces han sido acusados como los verdaderos depredadores, porque aquí lo único que cuenta es como disfrazar la alianza del ministro con los grandes.

7. De ahí también la racha de comunicados de sindicatos reales o inexistentes apoyando al PRODUCE, a cambio de prebendas, frente a otros sindicatos que están viendo que las cuotas generarán reducciones de puestos de trabajo.

8. El ministro que busca “orden” ha dado garantía del control de descargas, con la colocación en las plantas harineras sensores electrónicos para verificar el peso justo. Pero ocurre que muchas de las grandes harineras son dueñas de las mayores flotas, o sea, como siempre, se controlarán a sí mismas y a los demás.

9. Rey no explica cómo es que en todos los sectores rige la carrera de la competencia, o sea produce y vende más el que es mejor, pero en pesca esto es “desordenado”. O sea liberalismo es bueno si ganan los grandes, sino es propio de “combis”.

10. Yo voy a ordenar la pesca, porque yo he dado las normas que favorecen al país y no sólo a las grandes empresas, y yo controlo, y yo sanciono, y yo me atrevo, etc. Yo el ministro, yo el Rey, dos veces rey.

Una historia escondida

En los años 60 el Perú alcanzó el primer lugar de la pesca mundial, pero lo hizo a costa de una sobrepesca gigantesca que obligó al Estado a intervenir y establecer regulaciones (cuota global) y finalmente a estatizar, con la finalidad de ordenar el uso del recurso. A fines de los 70, se inició la reprivatización con la venta de la flota de Pesca Perú. El sector quedó en manos de pequeños y medianos propietarios de barcos, que al paso del tiempo empezaron a sentir la competencia de nuevos inversionistas que llegaban con permisos de pesca de consumo humano, que usaban para uso industrial.

En los 80, empezó a hablarse de exceso de flota, por la presión de cada vez más barcos detrás de la anchoveta, la sardina y otras especies harinables. Y la solución fue legalizar a los que habían entrado por la ventana. En los 90 empiezan a consolidarse los grupos de gran pesquería, coexistiendo con los medianos y pequeños en una disputa por una masa pelágica que no va en aumento. De 400 barcos en 1980 se llegó al triple 25 años después. Y en ese trance llegaron los Brescia (2003) y Romero (2007), que ahora son los que mandan en el sector. El Estado, bajo diferentes ministros, legalizó la sobrepesca y obligó a los más antiguos a aceptar la presencia de los nuevos, más modernos y con mucha más bodega que llegaban a matar, a ganar la carrera que hoy tanto asusta.

Lo que pasó es que no tuvieron el éxito que buscaban. Gastaron demasiado en equiparse, y los pequeños y medianos se siguen llevando una parte de las capturas que les interesan. Esta es la discusión sobre las cuotas que hoy existe. Como no podemos quitarles el pescado en el mar, se los quitamos en el despacho del ministro, con el apoyo del Grupo Apoyo, y de quién sea, y con toda la capacidad de maniobra y división del cristiano ministro del Opus Dei, que ha marcado el récord extremo de pelearse con César Campos, porque el que manda en el Canal del Estado es él.

Precio de la harina

En los últimos años la tonelada de harina ha multiplicado varias veces sus precios. En enero del 2006, la cotización ya alta marcaba los 840 dólares por tonelada, mientras en mayo del 2008 ascendió a 1,430 dólares, lo que representa un incremento de 70%; lo que significa que el monto en juego en cada campaña anual, con vedas y restricciones, representa casi 8 mil millones de dólares. ¿Cómo no van querer apropiarse los grandes grupos económicos, de esta increíble oportunidad?

29.06.08

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