viernes, agosto 22, 2008

García en su tercer año

En el discurso por el inicio de su tercer año de gobierno, Alan García redujo la realidad peruana a los siguientes elementos:

Crecimiento excepcional de la economía;
Aumento de la Obra Pública;
Reducción de la pobreza;
Desajustes de origen externo;
Malestar justificado de las amas de casa, a pesar de los esfuerzos del gobierno.

Ciertamente en el país pasan muchas otras cosas:

Fracasos del gobierno y marchas y contramarchas: reconstrucción del sur chico y FORSUR; oficina anticorrupción; sierra exportadora; pacto social; etc.
Crisis y descomposición de instituciones, por manipuleo y corrupción: Congreso, Tribunal Constitucional, Consejo de la Magistratura, Poder Judicial, Ministerio Público, Contraloría, BCR, otros.
Fraccionamiento político, alianzas corruptas.
Paro Nacional, el más amplio desde la década de los 80, con apoyo mayoritario de la población.
Convulsión social: Moqueguazo, Madre de Dios y otras.
Caída vertical del gobierno y el Congreso en las encuestas.

Alan García quiere hacer como que estos hechos no existen. Y que si hay descontentos se disiparán con el paso del tiempo. El año próximo volveremos a ser el país con menos inflación y mayor crecimiento, ha dicho para advertir que realmente no hay problema. Pero el país no piensa como el gobernante. El 20% de aprobación que ahora le dan las encuestas (4% en el sur) y que de acuerdo a la tendencia seguirá hacia abajo en los próximos meses, no representa un malestar pasajero, y más bien indican que se ha producido una ruptura profunda entre el proyecto del gobierno y la mayoría del país, incluidos una franja muy grande de los que votaron por el actual presidente en primera o segunda vuelta.

Hay un elemento adicional para explicar lo que está pasando y ese es la profunda sociedad establecida entre el gobierno y la gran empresa nacional y extranjera. García y sus ministros han perdido la vergüenza para explicar la forma tan profunda como los tipos del dinero influyen en las decisiones de su gobierno, y cómo es que han tenido que ver con el contenido de los decretos legislativos que son asumidos como una agresión profunda por otros sectores sociales. Es evidente que la cúpula de la clase empresarial a la que García, califica constantemente como sus “amigos”, está de acuerdo con el crecimiento que no paga impuestos; las asociaciones público-privadas donde el Estado pone la plata y ellos se llevan las ganancias; el despojo de tierras, el reparto del mar, la concesión de los puertos y empresas públicas, etc.

La visión que García transmitió en su mensaje de 28 de julio es la de estos ganadores de toda la vida que ahora sienten que están consiguiendo aquello que quedó pendiente del período fujimorista. Y claro, si estos poderoso amigos tienen rodeada la presidencia, el efecto final es que el gobierno hiperpresidencialista de García no puede moverse hacia una mayor atención a otros sectores de la sociedad. García parece creer que lo que falta a su modelo es la fórmula mágica para seguir creciendo y atrayendo inversiones, y frenar al mismo tiempo la estampida de los precios. Para eso trajo al ministro Valdivieso, que no habla porque no resuelve el problema.

Pero el asunto es que la crisis del Perú actual es mucho mayor que la de un crecimiento que se acompaña con precio al alza. Hay una ira profunda que brota por todas partes. Y que el gobierno quiere explicar como obra de infiltrados y manipuladores. No entiende que el Perú de las grandes empresas, no es el Perú de la mayoría. Hay un equívoco de fondo en el país que se resume en un discurso en la estratosfera y un conflicto social agudo en el que la consigna que más se repite es que se vaya García y todo su gobierno.

21.08.08
www.rwiener.blogspot.com

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