lunes, abril 13, 2009

Derrotados de Sendero vuelven a derrotar militares en el VRAE

Simon dijo que lo del VRAE eran “manotazos de ahogado”, sin importancia. Luego se supo que los muertos eran 13, incluido un capitán. Ahí se calló.

Condenan al hombre que “nos salvó” del terrorismo, e inmediatamente reaparece el terrorismo para salvar al hombre que acaba de ser condenado. Parece un juego de palabras, pero hay demasiados muertos de por medio para tomarlo a la ligera. Si Sendero Luminoso está derrotado, ¿cómo se da el lujo de aniquilar 13 militares y de asumir el riesgo de una contraofensiva a gran escala como la que inevitablemente se desatará tras el ataque?

Si se capturó a sus principales dirigentes y el campo fue tomado por las rondas en alianza con las Fuerzas Armadas, ¿cómo es que no se puede terminar de desalojarlos del VRAE (que es justamente el lugar donde nacieron las autodefensas armadas), y en el balance se pierden muchos más soldados y policías que los senderistas caídos o aniquilados? Quiere decir que tomó 12 años descabezar y desarticular la organización maoísta, pero 17 años después no se puede erradicar a su ejército remanente. Alguien debe explicar este extraño fenómeno.

Sin duda, el Sendero del 2009, es muy distinto al que existió hasta 1992, y que empezó a declinar con la captura de su fundador y filósofo. Y esa diferencia tiene que ver con su enclaustramiento en una sola zona, sus nexos abiertos con el narcotráfico, la juventud de sus integrantes (la absoluta mayoría fue reclutada después de la captura de Abimael), el debilitamiento del discurso ideológico, la logística, la calidad del armamento y probablemente del entrenamiento, pero sobretodo con su marcada desconexión con el acontecer nacional.

Quiere decir, todo esto, que paradójicamente tras la derrota que se le impuso a Sendero Luminoso y que es reclamada como si hubiera sido una gran gesta militar, lo que ha quedado de ellos y lo que sigue haciendo daño es precisamente su estructura armada, que casi no sufrió reveses en el campo de batalla y que se replegó a la selva cuando vio que ya no tenía opción de victoria. La “estrategia”, tan debatida en el juicio a Fujimori, de infiltrar, detectar y golpear, que eliminó muchas de las conexiones dirigentes-bases y determinó finalmente una aguda vulnerabilidad de la cúpula, hasta su detención, tenía una clara naturaleza urbana.

Y lo que las rondas y las nuevas bases militares lograron hacer en el campo fue sacar a Sendero de muchos de sus asentamientos sociales y obligarlo a replegarse. En otras palabras, dejaron a las columnas armadas sin soportes y las obligaron a buscar santuarios donde protegerse, pero no las doblegaron. Eso lo sabían Fujimori y Montesinos cuando analizaron el escenario posterior al encarcelamiento de Guzmán, y cuando decidieron impulsar las famosas reuniones del asesor con “el presidente Gonzalo”, después de un primer período en el que lo sometieron a un duro aislamiento. Por entonces Guzmán tenía todavía autoridad absoluta en sus huestes, que es lo que le permitió hablar seriamente sobre un acuerdo de paz. Si se recuerda lo que pasó allí, se tendrá presente que el gobierno mostró finalmente al jefe senderista como un capitulero y no dio un solo paso para acordar una rendición de los que seguían armados. Para la reelección del 95 se ofreció la derrota total en cinco años, y para la del 2000, que sólo Fujimori podía salvarnos del “rebrote”.

Estamos en el 2009 y en medio de la áspera controversia por los 25 años de condena a Fujimori, surge otra vez la ansiedad: ¿por qué no los barremos?, terminemos de una vez con esto. Pero lo que se olvida es que esa misma consigna es la que llevó a centenas de soldados hacia el Vizcatán desde noviembre para rematar el último reducto de una vieja guerra, con las consecuencias que estamos viendo. Y no hay ninguna política más allá de trasladar hombre y armamento. Es este tratamiento como si se tratara de meros delincuentes, que contrasta con el uso político que hacen los medios de sus acciones, lo que oscurece los cerebros y les permite a los jefes de Sendero golpear metódicamente para dar la impresión de estarse imponiendo.

No es con declaraciones sobre “desesperados”, “manotazos de ahogado”, “la estrategia funciona”, o con sus opuestos “el Estado en peligro”, “Sendero gana la guerra”, “necesitamos de Fujimori”, que se arregla algo. Se necesitan fórmulas para viabilizar la rendición y el desarme de los insurgentes que les permitan optar por ese camino y los convenzan que no van ganar, así no puedan ser eliminados; se requiere recuperar el nexo social para aislar al enemigo, en vez de las razzias que impulsa actualmente el ministro de Defensa como si hubiera retrocedido 25 años; y urgen destacamentos especiales antinarcotráfico que no se hayan contaminado con la corrupción, para controlar las rutas básicas de la droga. ¿Se está haciendo algo de esto?

14.04.09
www.rwiener.blogspot.com

2 comentarios:

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Wiener:

¿Cuándo habrá algún periodista, comunicador social o analista que diga por fin la verdad? Lo cierto es que, en el mundo, no existen los "narcoterroristas".

Este es un término sui generis creado en el Perú para no acusar directamente al narcotráfico y eludirlo con la excusa de que "el problema en el Perú es el terrorismo". ¿Y el narcotráfico? Bien gracias.

En el resto del mundo o son "terroristas" o son narcotraficantes. Las dos cosas no se pueden combinar (en Afganistán los "terroristas" talibán casi eliminaron a los narcotraficantes de la amapola, los ejércitos del Norte. Cuando fue invadida por Estados Unidos expulsaron a los extremistas y repusieron el control de los traficantes. Hoy el narcotráfico es la primera industria del país).

Porque lo cierto es que nadie en el planeta tiene la fuerza para anular o enfrentarse al negocio de la droga, el cual no es manejado por un grupo de delincuentes mexicanos o colombianos, como nos presentan las películas, sino por los más poderosos de Estados Unidos, todos blancos y de apariencia muy respetable.

Nadie en el Perú se atrevería a poner mano en esta parte de la cadena. Incluso la DEA, que aparentemente se encuentra para la interdicción, no está para otra cosa que para PRESERVAR LA ESTRUCTURA DEL NEGOCIO. Esa es desgraciadamente la verdad.

Pero ante esta incapacidad e inoperancia de la república se rompe el hilo por el lado más débil, y ese es el fantasma del "terrorismo", tan real como el demonio de la Edad Media europea que era el culpable de todos los males.

Tanto este ataque como todos los anteriores son perpetrados única y exclusivamente por el narcotráfico que SÍ EXISTE EN EL PERÚ. La prueba es que allí se confunden hombres, mujeres y niños, todos obviamente trabajadores del negocio empujados por la necesidad de eliminar a los que consideran sus enemigos. Este problema es mucho más grave y más difícil de enfrentar y solucionar, mientras que, por otro lado, decir: son "narcoterroristas", es más fácil pues solo se trata de grupos remanentes y nada más.

En este punto la prensa tiene un rol importantísimo al crear una falsa imagen de la realidad para que la gente desvíe la atención de un problema verdadero hacia otro que ya no existe.

Muchas gracias.

Roberto dijo...

El balance es claro: 30 años de guerra y no se ha eliminado a Sendero. Yo sí estoy convencido que el PCP maoísta Sendero Luminoso, partido demente, comandado por una cúpula demente, que utilizó a quienes no tenían nada que perder y muchas esperanzas por ganar, postergados por siglos, acabó con la captura de Guzmán. El resto fue cayendo por la inercia que produce el descabezamiento, aunado a las traiciones de Montesinos & Cía. a los remanentes que eran utilizados para beneficio de la corrupta dictadura última reciente. Luego de 17 años lo que hay es una organización que no tiene discurso político, ideológico menos y mantiene a la población del VRAE sometida como lo tuvo SL con un cañón en la sien , como su ejército y reserva, según se necesite. No creo que tenga estructura, más sí un grupo coordinado de cabecillas que manejan bien los recursos que tienen, al servicio de los grandes barones de la coca, que ni el Ejército ni el Gobierno conocen… ¿o sí? Nuestros gobernantes no salen del sonsonete de decirnos que se trata de narcoterroristas, habiendo todos nosotros conocido el accionar del terrorismo. No. Sus acciones son de guerrilla aplicable al tipo del territorio donde gobiernan y son grupos criminales del narcotráfico. Para ganarles, tiene que ser empleando sus métodos y superándolos con apoyo logístico y de ocupación. Es necesario sembrar población suficientemente soportada con refuerzo y asesoramiento sociológico y militar. Es necesario formar poblaciones o asentamientos organizados como tales, con patrimonio y recursos para que luchen por lo suyo. Lo que no es comprensible es cómo nuestras autoridades militares y policiales no pueden conocer el flujo de materia prima e insumos, desde sus fuentes, en cantidades ingentes, frente a sus narices, y cómo éstos criminales pueden mantener enlazados los centros de producción y su red de comercialización. Creo que nuestros gobernantes, desde Lima, ni tienen la menor idea de lo que es la realidad y nuestros generalísimos, no saben qué hacer como no lo supieron en la guerra del Cenepa, que perdimos, porque nunca aprendieron cómo se lucha en ese tipo de territorio.