martes, abril 28, 2009

La implicancia electoral del brote racista

La trampa que quieren tendernos es hacer creer que estamos discutiendo cómo mejorar las instituciones del Estado, cuando de lo que trata es de cerrar el paso a una parte sustancial de los peruanos.

Desde que García reconoció que las elecciones se venían difíciles, y afirmó que, como presidente, no iba a permanecer neutral, observando que los antisistema o antimodelo reviertan veinte años de neoliberalismo, se dio la voz de orden de la nueva campaña electoral. A partir de ahí los proyectos políticos se van definiendo. Y así como en el caso de los fujimoristas sería ingenuo pensar que lo que más les preocupa es la libertad del papá, cuando lo que buscan es sacar provecho político de la condena; igualmente carece de sentido imaginar que el “Correo” de los Agios y Aldo Mariátegui se lanzó contra Hilaria Supa simplemente porque le apestan los indígenas, como podría pensarse de Andrés Bedoya Ugarteche, ABU.

La línea que pretende dividir a los “ignorantes en español”, con los que se consideran dueños de la cultura oficial, esconde un concepto sobre la próxima disputa de gobierno. En realidad los antisistema o antimodelo, son otra vez los electarados que no pueden tomar ni una buena nota sobre lo que están escuchando, ergo: ¿cómo va a elegir bien?, peor aún, ¿con qué cara quieren gobernar? Si se quisiera ser más claro: ignorante es aquí intentar una alternativa al sistema al que debemos varios millones de personas viviendo en la pobreza y que tanto en situación de crecimiento, como cuando empieza la crisis, lo que hace es profundizar la desigualdad social (concentración por un lado y desamparo por el otro). Los que piensan que esto no es justo y que en el país hay riquezas que podrían ser mejor distribuidas, son iletrados en español. Y deberían tener recortados sus derechos políticos porque los mal utilizan.

Irónicamente se trata de supuestos liberales, asustados de la liberalidad como el sistema otorga el voto y la posibilidad elección a todos, dando como peligroso resultado, hasta ahora, unos cuantos representantes de pueblos que representan por lo menos el 30% del país ( a pesar de múltiples exterminios), así como otras “filtraciones”, que antes no se producían. Por supuesto que no se trata de “educación”, porque lo que se discute no es invertir en educación rural y en buscar una sociedad más integrada que comparta sus desarrollos culturales y técnicos sabia y equilibradamente, sino de detener la irrupción social de los marginados y no representados de toda la vida. Para eso existe un paquete de medidas a la vista: que los postulantes al Congreso exhiban títulos universitarios (con una nota a pie de página que dice que acaso no se los pidieron a los aspirantes a Contralor, como si se tratara de las mismas funciones), establecer el voto voluntario (imaginando desalentar a los pobres que podrían ahorrarse el gasto de ir hasta las mesas de votación), y quién sabe, más adelante, discriminar las universidades de las que pueden salir los candidatos (como hacen las empresas), imponer el voto alfabeto (como había antes), o eliminar las mesas rurales (para reducir costos).

Pero por ahora se trata de mover los prejuicios de la nueva “mayoría silenciosa”, al decir de Aldo M, que sería la de la población de algunos barrios de Lima y de otras grandes ciudades que temen la invasión de indios y pobres, con baja educación, sobre la modernidad, “que tanto nos costó conquistar”, y que como García imaginan que esa será la gran amenaza del 2011. La ola de mails anónimos, quién sabe si inventados, que con la humildad que lo caracteriza ha estado publicando, en su propia columna, el director de “Correo” durante varios días, quiere ser algo así como el equivalente a las llamadas telefónicas que recibían las radios en 1992, declarando su apoyo al golpe de Estado. Me importa la Constitución, la ley y los derechos democráticos. Yo con la Supa, ni a la esquina. Que van a decir mis amigos.

28.04.09
http://www.rwiener.blogspot.com/

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