miércoles, abril 29, 2009

Los militares y Fujimori

La “atenuante” fujimorista a los crímenes de Estado y de guerra de los 90, es el contexto de la época; la gravedad de la crisis y la amenaza creciente de la subversión; el infierno que era el Perú en los primeros años de gobierno, como diría el sentenciado en su alegato definitivo. Este es además el fundamento básico para justificar el golpe del 5 de abril de 1992. Aparentemente los políticos atrincherados en el Congreso, los jueces, los fiscales, el tribunal de garantías constitucionales, la contralora, etc. eran obstáculos para ganar la guerra y tomar medidas excepcionales.

¿Y quién requería tener tanta mano libre? O, lo que es lo mismo, ¿quién se consideraba justificado en el contexto como para transgredir normas y derechos de personas, en nombre de una “causa superior”, que se supone iba en beneficio de todos los peruanos, aunque no nos diéramos cuenta? Este, a decir verdad, era el tema de la discusión militar por lo menos a partir de 1988, cuando todo en el país parecía irse hacia abajo y cuando por primera vez el orgullo uniformado admitió la posibilidad de que Sendero Luminoso pudiera poner al Estado al borde del colapso.

El ingreso de las fuerzas armadas a la represión antisubversiva en 1983, había sido visto como el recurso que resolvería rápidamente el desafío de la subversión armada, en el área rural de tres departamentos de la región central. Cinco años después, Sendero estaba desparramado en casi todo el país, aumentaba su presión sobre las áreas urbanas, mantenía territorios bajo su dominio, mientras los militares no parecían capaces de tener éxitos sustantivos, salvo acciones punitivas con graves daños a la población civil. El llamado “plan verde” nace de aquella coyuntura en la que los generales más serios se plantean la hipótesis de la derrota y la necesidad de un replanteamiento estratégico de la guerra y del papel del Estado.

El cierre del Congreso y el estado de excepción estuvieron pensados probablemente varios años antes del 5 de abril de Fujimori. Y el posteriormente ciudadano japonés, no tuvo ninguna participación en la idea original. Sólo que García no fue desalojado del gobierno, por las razones que fuera, y su sucesor se sumó a la conspiración contra los civiles y las instituciones constitucionales, para no ser el que finalmente terminaba derrocado. La operación consistía en pacificar exacerbando los reflejos de guerra del poder político; en salvar la democracia aboliéndola y restituyéndola luego de haberla neutralizado y debilitado; en crear un poder duro sobre una sociedad intimidada; etc.

El fujimorismo vehiculizó una explicación militar sobre lo que pasaba en el país. Mejor dicho aún, los civiles llamaron a los militares para que los salven y los militares decidieron desalojar a los civiles del poder, como ha ocurrido otras tantas veces, sólo que en el camino se encontraron con Fujimori para que les ayudara a disfrazar el cuartelazo. Y Fujimori se sirvió de los militares para durar en el poder, que hubiera significado 15 o más años, si no lo echa la protesta social.

29.04.09
www.rwiener.blogspot.com

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