miércoles, junio 17, 2009

Derrota y derrotas

Derrota es lanzar la tropa contra el bloqueo indígena, provocando numerosas muertes y no poder quebrar la huelga amazónica en Yurimaguas y otros puntos. Y es también inventar la fórmula de la “suspensión de los decretos”, para evadir la derogatoria, y terminar ampliando el conflicto hacia la selva central, Andahuaylas y Sicuani. Esas son indudables derrotas, en las que se busca una cosa y se logra otra. Pero lo que hubo el lunes en Chanchamayo entre Simon y la dirigencia nativa es mucho más que eso. Es una rendición del gobierno que ya no resistía más la presión que había concentrado en su contra. Ahí el gobierno buscaba una tregua y fue a preguntar cuál era el costo para obtenerla.

Es el típico caso del general que se quedó sin estrategia, y entrega la plaza a cambio de un tiempo para volver a pensar lo que debe hacer para adelante. Muchos dicen que si iba a derogar para qué se demoró tanto, si hubiera podido evitar la sangre. Pero con la misma lógica se podría sostener que no debieron dictarse estos decretos que han provocado una ruptura histórica del APRA con la selva, ni escribirse los artículos del Perro del Hortelano que ahora suenan como el comienzo de todas las desgracias, y por ahí se llega al García que gana las elecciones y traiciona promesas, pasando a convertirse en el más neoliberal de los neoliberales. Paso a paso, García ha preparado el escenario de junio del 2009, en el que ha debido capitular ante las comunidades a las que despreció tantas veces.

Cuando uno ve que el PPC y los fujimoristas saltan hasta el techo por la manera como el gobierno abandonó en pocos días el frágil acuerdo de la “suspensión”, no puede menos que sonreír. ¿Es que no sabían de lo que puede ser capaz de hacer Alan García para salvarse? Pero los miembros de la bancada aprista en ominoso silencio hace 24 horas, sí saben de qué se trata. Por eso es que no hablan. Demasiadas mañosería y prepotencia se ha desplegado en estos días para que al final alguien como Simon les quite súbitamente el piso, y lo haga con la autorización de Alan García.
De todos los daños que el gobierno tendrá que empezar a controlar después de la difícil votación del jueves donde debe confirmarse la derogatoria, y que va a ser observada, paso a paso, por las comunidades en huelga en la selva y en la sierra, se encuentran el sistema de manejo de conflictos, las alianzas parlamentarias y la unidad del partido que se encamina hacia su Congreso.

Cada uno de estos elementos estratégicos, ha sido sacrificado a la cuenta de Alan García. Los que sentían que no podían ser gobierno sino colgados a saco de un fenómeno como García (incluye a Simon), tienen la oportunidad de aprender ahora que colgarse de García no permite tampoco la posibilidad de un gobierno serio por mucho tiempo.

17.06.09
www.rwiener.blogspot.com

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