lunes, julio 27, 2009

El año que el gobierno vivió en peligro

Hace un año Alan García nos explicó a los peruanos que lo que nos estaba faltando era una reforma del alma. Parecía que todo lo demás que se requiere para ser felices: el crecimiento, la inversión, las tarjetas de crédito, y el número de celulares de la gente ya habían sido asegurados.

En julio 2008 el Perú era un escenario de contradicciones:

(a) Altas tasas de crecimiento económico;
(b) Entusiasmo de la inversión;
(c) Inflación de productos alimenticios y combustibles;
(d) Inminencia del TLC con los Estados Unidos;
(e) Paquete de decretos legislativos con el pretexto del TLC;
(f) Fuerte conflictividad social (primer Moqueguazo y paro nacional);
(g) Baja popularidad presidencial;

Lo peculiar era sin embargo que el hombre que concentra en sus manos todas las decisiones importantes, pensaba que su única responsabilidad era insistir en (a), (b), (d) y (e), así como conseguir que alguien le maneje (c), para lo que se trajo al ministro Valdivieso; mientras que (f), (g) y otras letras del alfabeto, eran asuntos del alma, rubro en que parece han terminado agrupadas cosas tan disímiles como:

o Mala comunicación de los logros del gobierno;
o Prejuicios típicos de los perros del hortelano;
o Complot internacional;
o Casas del Alba;
o Ingenuidad de la gente;

El tercer año del gobierno de García, efectivamente empezó con un enfrentamiento social muy fuerte que el gobierno no había anticipado. Se trataba de la primera batalla de la selva que se llevó de encuentro dos de los doce decretos legislativos que pretendían cambiar la realidad de la Amazonía para ponerla en bandeja para los intereses trasnacionales. Los indígenas se rebelaron y echaron abajo el intento de reformarles el alma a la mala, que consistía en modificar las normas de votación por las cuales las comunidades pueden decidir vender, alquilar o enajenar parte de sus tierras a favor de terceros.

Precisamente un asunto que iba más allá de la economía y que responde a su manera de vivir dentro de un entramado de intereses solidarios y en una búsqueda permanente del equilibrio con la naturaleza, que algunos creen que se pueden disolver ofreciendo ventajas de ingreso o corrompiendo a parte de los implicados. Pero en agosto, el Congreso de mayoría apro-fujimorista-pepecista, se dividió y logró configurarse brevemente una mayoría en contra de la voluntad del gobierno. Así cayeron los DL. 1015 y 1073, con la bancada del gobierno aislada y muchos de sus aliados votando por miedo a la selva, sin saber que todavía faltaba lo peor.

Petroaudios

El mes de octubre se abrió con las conversas entre Rómulo y don Bieto, seguidas por otras grabaciones que fueron involucrando a cada vez mayor número de personajes (en enero hubo una segunda tanda de esta información), entre los cuales destacaban el empresario dominicano Fortunato Canaán, asiduo de Palacio de Gobierno, el secretario general de la Casa de Gobierno, Luis Nava, y la secretaria personal del presidente, Mirtha Cunza, el primer ministro, Jorge del Castillo, dos ministros de Salud, Hernán Garrido y Carlos Vallejos, el ministro del Interior, Luis Alva, la ministra de Justicia, María Zapata, el ministro de Energía y Minas, Juan Valdivia, los presidentes de Petroperú y Perupetro, el Jefe del Consucode etc. Todos ellos formaban parte de una red de tráfico de influencia para la asignación de obras públicas y contratos del Estado, que tuvo especial interés en la construcción de hospitales y en el reparto de lotes petroleros en el litoral y la selva.

La gravedad del asunto hizo declarar al presidente que Rómulo León y Alberto Químper era un par de ratas que se habían aprovechado de su gobierno. La verdad es que poco a poco el gobierno mismo empezó a parecer un nido de roedores, y hasta al presidente se le empezó a notar la cola. Se requería urgente una reforma del alma. Y para eso se prestaron Yehude Simon en el premierato, un chamán chiclayano dispuesto a echar sahumerios y a hacer invocaciones para alejar los males; la Fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, que asumió personalmente la persecución de los chuponeadores que eran los verdaderos delincuentes de la historia y que hasta sufrió un extraño atentado antes que se descubriera que el chuponeo estuvo a cargo de un empresa que contrataba con el gobierno y era dirigido por los amigos del vicepresidente Giampietri; y el juez Barreto que nunca pudo hallar a Rómulo cuando estaba prófugo, que redujo los cargos de los acusados, calificó los petroaudios como prueba no válida y paralizó la investigación.

Lo demás lo hizo el tiempo. Rómulo se entregó cuando ya no era rata sino fanfarrón; los chuponeadores fueron puestos en un penal de máxima seguridad y no se ha sabido más de ellos, y la investigación está también estancada; el plan anticorrupción de Simon se dedicó a seguir las denuncias pequeñas de los ministerios, para lograr una suma de casos que comprometen funcionarios de rangos inferiores, y fue despedido después de diez meses en la PCM, con el regalo de la excarcelación de Rómulo León y el traslado a su domicilio, como para decir que llegó a la cúspide del gobierno cuando este caso quemaba y que se iba cuando lo había enfriado tanto que hasta pudieron darse el lujo de sacar al principal acusado, mientras que el tío Bieto paseaba por el hipódromo y su suite del Sheraton a pesar de estar recluido en su vivienda.

Moquegua y Bagua

Del puente Montalvo tomado durante semanas en octubre por la población de Moquegua que reclamaba por el reparto del canon minero entre las regiones, y que concluyó tras la rendición del jefe de la policía al que le habían ordenado recuperar la vía por la fuerza, pero fue desbordado, lo que llevó finalmente a un reconocimiento de la demanda de los pobladores; al bloqueo de la curva del diablo en Uctubamba, Bagua, donde los pueblos aguarunas: Awajún y Huambisas, se concentraron por casi dos meses para reclamar contra el resto de los decretos de la selva, que desembocó en la matanza del 5 de junio, hay la imagen de un gobierno que no comprende la dinámica social del país y que oscila entre la prepotencia represiva y la ausencia de reflejos.

De julio de 2008 a julio de 2009, el gobierno fracasó en reformarles el espíritu a los moqueguanos y demás pueblos que se encuentran alrededor de la actividad minera, y a los indígenas de la selva que sufren la presión de las petroleras, los madereros y las empresas agrícolas que quieren producir biocombustibles. No los han podido convencer que la política que se ha decidido en Palacio en simpáticas reuniones con inversionistas, cuyos nexos con el lobby de Rómulo León y otros que hacen lo mismo que él pero no se hacen tan visibles (análisis de don Bieto, en uno de los audios), son las que los pueblos necesitan. Por eso ha habido tantos movimientos y sangrientos resultados.

El futuro

El tramo 2008-2009, es también del inicio de la crisis económica mundial y de la ceguera de Alan García para hacerle frente, cuyas consecuencias se verán más adelante; también el de la Contralora mentirosa que Rafael Rey quiso meter por la ventana; el de la APEC sobredimensionada, de la que después nos hemos olvidado; el de las cutas de pesca y el reparto del mar entre siete grandes empresas; el de la persecución de dirigentes de izquierda que iban a ser detenidos con una truculenta acusación de vínculos con las FARC, y que LA PRIMERA destapó y terminó involucrada en las investigaciones; el año del intento de venta del aeródromo de Collique, que levantó las iras de muchos peruanos y que se ha caído por las irregularidades incurridas durante la licitación; la de la entrega del puerto de Paita, en un proceso amañado; de las marchas y los paros.

¿De qué hablará García este 28? Muy difícil de saberlo. Pero lo que es seguro es que no será sobre la austeridad (2006), la plata que le sobra a las regiones y municipios y no gastan (2007) y la reforma del alma (2008) Algo inventará para esta ocasión.

26.97.09
www.rwiener.blogspot.com

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