jueves, julio 30, 2009

No existe la cárcel ni la lucha contra los corruptos

El anuncio presidencial de que enviará a los corruptos a una nueva colonia penal de la selva, que no existe ni siquiera como proyecto, ni como localización específica, es una metáfora de la lucha contra la corrupción de su gobierno. Mientras las encuestas señalan que la corrupción se ha convertido en el principal problema del régimen aprista, que mina violentamente la confianza hacia las instituciones y las autoridades, el presidente se limitó a decir que los corruptos serán procesados más rápidamente y enviados a una prisión imaginaria.

Pero ¿quiénes son esos corruptos?, ¿de dónde se origina la tendencia a la corrupción?, ¿qué responsabilidad tiene la política económica y el manejo de instituciones que ha venido desarrollando el APRA, para que crezca la sensación de que el Estado es cada vez menos ético y más proclive a los negocios sucios? Es evidente que García no quiere hablar de eso. No ha querido hacer un deslinde con la banda de Rómulo-Bieto-Canaán, con lo que a estas alturas sus frases hace meses han quedado como de mera circunstancia, ante el impacto inicial de los comentarios sobre el faenón y otras pendejadas realizadas en contra del interés del Estado.

Ni una sola referencia a la censura implícita que el Congreso le impuso al gabinete Del Castillo y la inaceptable conducta de los ministros, funcionarios y secretarios de la presidencia que coordinaban en la suite del dominicano tramposo sobre el manejo de licitaciones y contratos públicos. Por el contrario, el presidente aludió a su infalible método de buscar inversiones y convencer inversionistas a través del trato personal, sugiriendo que los presidentes regionales y alcaldes también lo apliquen. Esto significa que no tenemos un mínimo balance de las enormes opciones de corrupción que se abren cuando no hay distancia entre los que toman las decisiones y los que se benefician de ellas.

La historia del nombramiento del contralor, que se supone un liderazgo clave contra la corrupción, es otro silencio del 28 de julio. Sólo por cansancio, García logró imponer a un titular anodino para esa institución, cuyo mayor mérito es que no le llegaron a encontrar las falsificaciones e inconsistencias de currículum académico y laboral de los dos anteriores candidatos, y que lo único que ha hecho en cuatro meses es avalar “técnicamente” la continuación de la licitación de la planta de Taboada, contra la que hay denuncias que van desde intento de soborno hasta incumplimiento de los estándares mínimos de limpieza de las aguas que salen por los emisores. Otro “olvido” es el plan anticorrupción de Simon, sobre el que ex primer ministro llegó hasta presentar “logros” (número de denuncias por sectores), y ahora García ha mandado al tacho, como que tampoco recuerda la etapa en que se prestó a Yehude Simon para cubrir las vergüenzas de su gobierno resumidas en el asunto de los petroaudios.

Es obvio que el Perú no ha recibido ninguna respuesta en su reclamo de mano dura a los corruptos y se va a reforzar la idea de que la descomposición de la moral pública arranca de los más altos niveles. La consigna favorita del presidente: hay que gastar y gastar, debe estar sonando a peligro de desfondamiento de la caja pública. Y hasta hoy ningún partido le dice que esa no es manera de combatir la crisis económica. Sólo una sociedad que es fuerte y cree en que sus autoridades respetan las reglas y no se llenan los bolsillos con los contratos públicos, puede aspirar a llegar a un desarrollo sano, que valga la pena vivirlo.

39.97.09
www.rwiener.blogspot.com

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