miércoles, agosto 26, 2009

García dispara internacionalmente

En la sonada entrevista ante el director del derechista diario “La Tercera” de Santiago, Alan García hace una declaración en el sentido de que, para él, son los empresarios chilenos los que realmente lo quieren, mientras el gobierno de Bachelet andaría buscando aliados inconvenientes a través de tratos secretos. Una nueva versión de la teoría de las “cuerdas separadas” que ha venido sosteniendo para respaldar una política de amplias concesiones económicas, reforzadas por el TLC con Chile (también negociado en secreto), mientras se pretende resolver el asunto de límites marítimos por medio de una controversia jurídica en La Haya.

El Perú es actualmente una nación con un alto porcentaje de inversiones chilenas, buena parte de las cuales han llegado con el gobierno de García, y todas las evidencias indican que hay una fuerte correspondencia entre estas posiciones económicas y la acción protectora que lleva adelante el gobierno de La Moneda, utilizando los recursos diplomáticos, pero también una considerable inversión en armamento moderno que lo convierte en una potencia en la escala regional. A García no le ha preocupado que este esquema desequilibrado vaya avanzando, y ha reaccionado recién cuando sus amigos del sur parece que se están volviendo más amigos con los bolivianos.

El recurso de declarar para la prensa que apoya al candidato pinochetista Sebastián Piñera, ha sido calculado seguramente pensando que ya está hablando con el siguiente gobierno del Mapocho. Más aún, por la combinación entre política y gran empresa chilena que nadie expresa mejor que el dueño de LAN. El punto es que eso no cambia los intereses estratégicos de nuestros vecinos cuya irritación por la demanda internacional es compartida por sus dos principales sectores políticos. Volviéndola a leer la entrevista de García da la impresión de lo que se busca es una revolvedera con propósitos múltiples: (a) colocar una dosis del antichilenismo electoral que practican muchos políticos peruanos al final de sus gobiernos (recuérdese a Toledo); (b) cambiar de interlocutor con el sur en una perspectiva en la que la Concertación aparece perdiendo el control del gobierno; (c) provocar una reacción en Evo Morales para generar titulares; (d) sabotear la reunión de UNASUR que se realiza el 28 de agosto y que verá el asunto de las bases militares en Colombia, donde el gobierno del Perú es el único que apoya a Uribe.

Sobre esto último es evidente que García ha usado el pero concepto para referirse al presidente de Bolivia al acusarlo de “sumisión”, porque es precisamente de esto que se va discutir en Buenos Aires, acerca de si interesa a todo el subcontinente que uno de sus países albergue ejércitos de una potencia extranjera sobre su territorio. El gobierno peruano se ha adelantado a decir que es un asunto de “soberanía”, cuando lo que se está haciendo es renunciar a ella. Erizando las relaciones simultáneamente con Chile y Bolivia, se diría que García busca su propio aislamiento. Y si es así no está aspirando al amparo de Colombia, sino probablemente un poco más al norte.

26.08.09
www.rwiener.blogspot.com

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