lunes, noviembre 09, 2009

Si las elecciones fueran mañana…

Obviamente Castañeda no podría seguir en silencio, sugiriendo que el desarrollo peruano depende de las obras urbanas y negándose a definirse frente al gobierno. ¿Cómo podría Castañeda ocultar su condición de candidato del gobierno?, ¿y tendría alguna esperanza si no lo fuera?

Tampoco Keiko podría seguir reduciendo su “programa” a eso de yo quiero tanto a mi papá que lo pondría en libertad como primera y única medida anticipada de gobierno, y Toledo no podría seguir en el extranjero buscando la oportunidad para meter su cuchara en los asuntos nacionales de acuerdo a sus conveniencias.

Ni el mudo, ni la gordita, ni el “cholo” de Harvard podrían escapar a la pregunta sobre la continuidad del programa neoliberal, los contratos de privatización y concesión, los TLC y los decretos legislativos, el gas, la minería, la selva, etc., sobre los que no han hablado, prácticamente nada y donde pretenden caminar con indefiniciones.

Si las elecciones fueran mañana no tendríamos un caso Malpartida por semana, sino uno o más cada día, y a Aldo M no le alcanzaría el tiempo para su valiente campaña para que se suba el nivel de alcohol permitido para los automovilistas, que sin duda está asociado con la modernidad, o para que eche barro sobre Túpac Amaru, Grau, Malpica y su propio abuelo, mientras reclama homenajes para Luis Bedoya Reyes y De Soto, verdaderos fundadores de la patria.

Si las elecciones fueran mañana los votos que quieren repartirse Castañeda, Fujimori, Toledo, Lourdes, Meche o cualquier otro candidato del APRA, se achicarían en medio de la polarización política y saltarían voces exigiendo el sacrificio de los candidatos con menores chances en función a los que podrían ser ganadores. Y nunca se sabe si estas campañas tendrán resultado o se impondrán los proyectos propios.

Alan García sabe justamente que ese será el terreno donde deberá intervenir para que valgan algo sus anuncios de que no estará ausente en las siguientes y las subsiguientes elecciones presidenciales. Las opciones que tiene a la mano no son muchas y deberá escoger entre el modelo 1990: digitar un candidato del partido para asegurar una representación parlamentaria y apoyar tras bambalinas a otro; o el modelo “gran elector”, que como no tiene “interés inmediato” en el resultado, puede opinar sobre lo que más le conviene a la idea de país con que actualmente se mueve.

Si las elecciones fueran mañana no se podría abstraer el factor García. Como tampoco podría ocultarse la preocupación subyacente en todo este proceso que no es quién va a ganar, sino quién no puede ganar, que es lo que hace cada vez más importante tener un acuerdo básico entre los que se consideran parte del mismo proyecto con sus variantes y alguna forma de arbitraje para evitar que sus contradicciones, favorezcan a quienes está fuera. Si las elecciones fueran mañana, la pregunta que muchísima gente sentiría que debe resolver es si los candidatos que tienen al frente representan un cambio real n el país o son lo mismo que hemos venido viviendo en un largo número de años, y eso va a decidir buena parte del escenario y las actuaciones políticas. Pero las encuestas nunca captan nada de esto.

2 comentarios:

Julio dijo...

vean las ultimas cifras que se mueven en la actividad minera, impresionante! saludos!
http://www.soitu.es/soitu/2008/07/31/info/1217529983_281305.html

Juan A. Cavero G. dijo...

"Si las elecciones fueran mañana" es una forma falaz de presentar una encuesta de intención de voto, tal cual hacen las grandes empresas encuestadoras, para crear matrices de opinión convenientes a sus intereses. Si las elecciones fueran mañana, no existiendo en la realidad actual, los condicionamientos propios de un clima electoral, en tal acontecimiento, sólo lleva a conclusiones risibles, como la de Torres, de "Apoyo", quien da prácticamente por muerta la candidatura de Ollanta Humala.
Si los comicios fueran mañana, pues simplemente la mayoría no votaría por ningún candidato, porque no ha habido la exposición previa de las candidaturas, en cuanto a propuestas, para tomar posición. Las encuestas que actualmente se difunden, sólo reflejan la simpatía que despiertan los probables candidatos, independientemente de si concretan o no su postulación, y en determinado segmento poblacional pendiente del acontecer político. Sería bueno que las encuestadoras informaran, por ejemplo, cuántos de sus encuestados ya han definido por quien votar y cuántos aún no.
Las encuestas que tan profusamente se difunden, principalmente sirven para tranquilizar los nervios de Aldo eMe y otros plumíferos, que sueñan con una segunda vuelta entre el "mudo" y la hija del delincuente japonés. Todavía falta bastante para que "El Comercio" salga con su editorial en primera página, pidiendo unificar todas las candidaturas para "salvar la democracia" (de ellos), ante la posibilidad de un gobierno que impulse verdaderos cambios.