martes, diciembre 01, 2009

Lecciones de las elecciones

“Cierto que su opositor Lacalle es medio pitucón, no fue muy efectivo como mandatario, tiene cierta fama de "uña larga" y ha declarado estupideces en la campaña (como anunciar que va a recortar "con motosierra" el gasto estatal en un país lleno de funcionarios públicos, que la humilde vivienda de su opositor es "una cueva" y tratar de vincular a un traficante de armas con este último), pero cualquier cosa es mejor que Mujica, un rojo simplón que es incluso impresentable de pinta y que suelta pachotadas a cada rato” (Aldo M. 29.11.09)

Un lector me pregunta por qué me parece tan penoso que los uruguayos hayan elegido a Pepe Mujica como jefe de Estado. Se lo resumo: es como que aquí un Víctor Polay canoso y con cara de anciano bueno termine de Presidente del Perú en el 2021. No hay mayor diferencia entre este tupamaro y el emerretista”. (Aldo M. 1.12.09)

O sea que el candidato tiene “uña larga” (es ladrón), fue un inútil como presidente y se burla de la casa austera de su adversario, es estúpido en campaña y no sabe mentir como AGP que nunca hubiera dicho que iba a botar trabajadores, aunque fuera a hacerlo; pero cualquiera es mejor que un rojo simplón, con una pinta de viejo, gordo y hablador. Vaya filosofía de M.

Ni siquiera alude a que el Frente Amplio ha sido el gobierno de izquierda menos afín a la corriente izquierdista de Hugo Chávez que tanta ansiedad causa entre los sectores dominantes de América latina y en los Estados Unidos. El problema es más bien de tipo simbólico como se ve en la referencia a Víctor Polay y la posibilidad de su reinserción en la política peruana de aquí a unos años.

Lo simbólico, por supuesto, no es que un choro público pueda regresar al poder. Después de todo aquí ya se vivió ese dilema y la determinación no pudo ser más clara: AGP no era pitucón, pero había sido un pésimo mandatario, un procesado por delitos contra el patrimonio y por violación d e los derechos humanos, había pateado el trasero de un pobre diablo que se le cruzó en el camino, y bailado en el estrado como una “morsa ebria en tierra firme” (Aldo dixit), pero cualquier cosa era mejor que un comandante simplón cuyos lazos con Caracas no eran claros.

La misma política para dos situaciones diferentes. Casi una confesión de lo que puede ofrecer el sistema y de la obligación de taparse las narices, hacerse el ciego o justificar el golpe, como se hace en Honduras, pero nada de símbolos negativos, malas juntas y pintas impresentables. Pero lo más chispeante es la pregunta: ¿y qué dirán los rojos de Honduras?

¿Que van a decir de una elección bajo estado de sitio, con represión y censura, cuyo nivel de participación real se sigue discutiendo, porque los organismos de supervisión tienen versiones diferentes, y donde “ganó” el candidato de la derecha que tomó más distancia de Micheletti ofreciendo la “conciliación”? Y qué dirá la caverna peruana de Uruguay y de lo que va a pasar en Bolivia la próxima semana. Me imagino que sólo atinará a su frase favorita ¿y qué les pasa a éstos? Necesitan un poco de golpe para ponerlos en su sitio.

02.12.09
http://www.rwiener.blogspot.com/

No hay comentarios.: