domingo, noviembre 14, 2010

Porter y el CADE

Hace un año, el gurú estadounidense Michael Porter, revolvió el gallinero con sus opiniones sobre los límites del modelo peruano de crecimiento económico. El mal rato que hizo pasar a cierta elite empresarial que creea firmemente que la fórmula de Toledo: me aplauden en Wall Street, pero me critican en el Perú, debía matizarse bajo la idea: si me celebran en la meca de las finanzas, no tengo que preocuparme de cuestionamientos internos; hubiera quedado encerrado en un espacio entre economistas y hombres de empresa, si no es porque César Hildebrandt llevó el caso a una de sus columnas para mostrar que aún en el campo de las asesorías de grandes negocios, habían estudiosos de primer nivel que no creían que habíamos tomado el camino del futuro, del que nunca hay que arrepentirse.

Porter dijo lo suyo: que no se puede basar el crecimiento en exportaciones primarias y con indicadores sociales tan deplorables como los que todavía mantiene el Perú. Y por eso estalló la molestia gubernamental, empezando por el propio presidente García que de pronto descubrió que uno no debe estar haciendo caso a consultores extranjeros, y de la prensa de derecha que ha establecido los dogmas sobre lo que se debe creer en economía y que no estaba dispuesta a permitir que viniera “uno de los suyos” a decirles que esa teoría tenía que renovarse.

Sorprendentemente, el CADE Cusco, ha tenido nuevamente como invitado especial a Michael Porter, sabiendo lo que venía a decir, marcando un fuerte contraste con el discurso que en la mañana había realizado el ex ministro Carranza, que tenía la pretensión de convertirse en la plataforma de los empresarios hacia los candidatos, para la continuación de actual modelo económico. No hay forma de entender este desajuste que como una expresión de diferencias entre los empresarios peruanos de nivel de CADE, entre los cuales parece que hay los que gustan oír el discurso del optimismo y continuismo, mientras hay otros que buscan una explicación a los problemas que están empezando a enfrentar.

Esta vez, Porter ha traído un mensaje basado en tres puntos: (a) hay que cerrar un capítulo en la historia de la economía peruana y abrir otro. No se puede seguir adelante con la manera actual de generar riqueza e impulsar el crecimiento. Algunos le llaman a esto cambio de modelo y otros responden que cualquier intento en ese sentido es “traición a la patria”; (b) No se aumenta la productividad y la competitividad en forma sostenida y a largo plazo con un esquema puramente exportador, sobre todo si las exportaciones son de productos primarios, sin valor agregado. Para desatar dinámicas de crecimiento alternativo es necesario organizar la economía creando cadenas internas de producción, comercio y servicios (clusters). Las economías se consolidan y desarrollan cuando estas redes se multiplican. Esto equivale a construir mercado interno y superar el sistema de enclave que está presente en la minería y otros sectores; (c) el desarrollo no es simple crecimiento, aunque sea por muchos años, aprovechando las dotaciones de recursos naturales con las que cuenta el país. El desarrollo supone priorizar sectores y regiones, para establecer focos de progreso que empujen la economía en su conjunto.

Este resumen (al que ayudó mi amigo el economista Félix Jiménez), seguramente requiere una complementación por el lado de la demanda: cómo distribuir el ingreso para que hayan más compradores en el mercado local. Pero tal vez Porter estaba pensando en eso y no quiso decirlo todavía.

14.11.10
www.rwiener.blogspot.com

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