viernes, mayo 06, 2011

Un programa para fujimoristas convencidos

La hora de Bayly en el dispositivo para impedir el triunfo de Ollanta

La respuesta más reiterada que he podido recoger en estos días es de las personas que indican que empezaron a ver el programa de domingo de Jaime Bayly y cambiaron de canal cuando se dieron cuenta de lo que era. No sólo se trata de anunciados votantes de Humala que se sintieron agredidos por la intensidad de la diatriba, sino de personas que todavía se mantienen neutrales y hasta algunos que ya se habían definido por la Fujimori, pero que reconocen que el ex francotirador no estaba haciendo periodismo sino contra-propaganda en beneficio de la candidatura naranja.

Me puse a pensar, entonces, si esa noche los inversionistas se Bayly habían ganado un solo voto con el programa transmitido por América Televisión o si tal vez habían perdido o puesto en riesgo sus adhesiones más tambaleantes. Y la pregunta inmediata es: ¿a quién se le ocurre meter tanto ají en la comida, cuando la regla dice que en la segunda vuelta es para blanquearse? Obviamente, Keiko Fujimori nunca dirá que ella contrató a Bayly y que su forzado ingreso en la televisión dominguera forma parte de un plan de salvataje de su campaña que empezó perdiendo el segundo round frente a Humala. Pero todos entienden que la plata de los platudos que quieren que gane la hija del dictador, es la que paga al escritor decadente para que ponga la cara de la demolición. Y nadie cree que aquí hay algo espontáneo o que tenga que ver con las reglas del mercado televisivo.

Lo que concluyo es que no es torpeza, ni siquiera desesperación, sino un calculado efecto orientado a cambiar los temas del debate. Como la cuestión del plan de gobierno ya empezó a agotarse y al final muy pocos se conmueven con las muecas cada vez más risibles de Rosa María Palacios (una especie de Jim Carrey o propagandista de Bismutol, de la política), lo que queda es pasar a reinstalar un aire de guerra. No importa si sobre Andahuaylas se pronunciaron los jueces y cerraron el caso de las responsabilidades, lo que cuenta es que Ollanta está de alguna manera relacionado con una acción que degeneró en graves actos de violencia. El problema era que el tema no se podía introducir por parte de los opinólogos que vienen de la primera vuelta, porque ninguno de ellos trató de este asunto en la primera vuelta ni fue fundamental en las elecciones del 2006.

La primera misión de Bayly es cambiar la agenda y amalgamar a Ollanta con su hermano. Operación peligrosa porque entre Antauro y el actual candidato hay diferencias probadas y reiteradas, mientras que el clan Fujimori es compacto, a pesar de los esfuerzos por mostrar que la hija no es lo mismo que el padre. No serán lo mismo, pero lo que proponen es continuar el gobierno que se interrumpió el año 2000. Pero aún con el riesgo del rebote, el fujimorismo, el alanismo y Bayly han decido jugar la carta final: pintar a Ollanta de senderista con el cuento de que creía que Abimael era Robin Hood, y ponerle sangre en las manos con los policías muertos en el intento de retoma de comisaría de Andahuaylas. No importa si en el 2006, Bayly mismo decía que el capitán Carlos era un violador de derechos humanos de sus prisioneros senderistas. Nada de coherencia si lo que cuenta es sembrar la confusión.

El enemigo Humala

Pero el punto más delicado es saber a qué público va directamente dirigido el programa del domingo a las 10 pm, tomando en cuenta el alto índice de cambios de señal de la audiencia. A alguien se trata de impresionar con su contenido. Y ahí es donde llegamos a la certeza de que este un montaje dirigido a fujimoristas probados, a pepekausas reconvertidos a pepekeikos y a otras variedades que han expresado convicción en su voto en segunda vuelta. ¿Y para qué convencer a los convencidos? Una sola razón: hay una alta posibilidad de perder y se necesita combatientes por la causa del no cambio y la restitución del poder de los 90, y argumentos que cohesionen el campo para el enfrentamiento.

No se trata de orientar a votar sino de dirigir una pelea. Es decir que cuando cualquiera les diga que están votando por la dictadura y la corrupción, puedan contestar que al otro lado hay un senderista y un asesino. Más aún que Humala no es un candidato que puede ganar o perder como lo hace cualquiera que participa en las elecciones, sino un peligro que no puede ser tolerado. Es una invitación a un choque no solo electoral sino para después de las elecciones. Por eso es que adquiere un sentido golpista, a despecho de que el propio Bayly haya sido el que descubrió para el país la intención de García de cerrarle el paso a la presidencia a Humala, aunque fuera mediante un golpe que pidiera llevarlo finalmente preso.

Es verdad que Bayly no pretende ir preso, ni de vainas, por más rabia antihumalista que tenga y por más plata sucia que esté recibiendo, y por eso se ha atrincherado en Miami para evitar las consecuencias penales y políticas de lo que está haciendo. Lo que cuenta es que su programa es el trabajo de un clima como el España antes del inicio de la guerra civil contra la República o el de Chile cuando debía decidirse la elección de Allende en el Congreso y se asesinó al comandante de las Fuerzas Armadas. Es inducción de violencia, donde esta no existe y donde las fuerzas emergentes están reclamando un nuevo diálogo de los actores políticos y sociales.

Nada que ver. No hay diálogo. No les creemos. No les aceptamos. No negociamos. No soltamos el poder que tenemos. Así es la cosa en este país, en el que los Benavides, los Romero, los Brescia, los Olluquitos, los Dyer, los Chlimper y otros, pagan la cuenta de los operadores neofujmoristas para que en el Perú se vuelva a frustrar la posibilidad de cambio y los que cortan el jamón sigan siendo los mismos. Pobre país, en el que siempre nos terminamos preguntando porqué no nos podemos entender.

06.05.11
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que conveniente. La victima se convierte en victimario. Ahora resulta que son los“humalistas” los que tienen que dar explicaciones por supuestas agresiones a la libertad de prensa. Y se la tienen que dar (o quieren que se las den) al más puto de los grupos periodísticos del sistema solar: al grupo El Comercio, que ha desatado la más puerca campaña de distorsiones y mentiras dirigida al candidato Ollanta Humala. De nada va a valer que Gana Perú desmienta la patraña o se desvincule del grupo que protestó el viernes contra el periodista Jaime de Althaus, ya que todo esto va a servir para desviar la atención de que es precisamente el grupo El Comercio el que en estos momentos está haciendo añicos el principio de la libertad de prensa. Ahora el tío Bayly tiene “pruebas” para presentar en su programa de la belicosidad de los militantes y simpatizantes de Gana Perú. Que conveniente.