miércoles, noviembre 09, 2011

El fin de la megacomisión

La Primera anunció con algunas horas de anticipación la renuncia del congresista Diez Canseco a la megacomisión que debía investigar los crímenes económicos de Alan García. No fue una adivinanza. Se veía venir, luego que Lescano dijo que podía ganarle la votación en la comisión asociándose con los fujimoristas y el representante de Alianza por el Gran Cambio de PPK, y cuando el congresista Pari que reemplazaba a Chehade en el grupo de trabajo declaró que nada estaba decidido sobre la presidencia.

Estaba claro que cada actor político estaba desarrollando su propio libreto. La oposición apuntaba a hacer perder a Gana Perú y de ser necesario convertir a Lescano, no en un conductor alternativo de un proceso, sino en una pieza intermedia que podía elegir a que lado inclinarse en cada momento. El dirigente de Acción Popular, solitario en la comisión y confinado a una bancada subsidiaria de los aliados del oficialismo, tal vez pensaba agarrar fuerza dentro de su partido y de la alianza con Perú Posible. Mientras el oficialismo evitaba darle alas al más visible izquierdista de su bancada. Pero lo que estaba en juego era otra cosa, nada menos que la lucha contra la corrupción y la obligación de producir un trabajo serio para determinar lo que pasó con los recursos públicos los últimos cinco años.

Destruir este proyecto alrededor de pequeñas rivalidades era la mejor forma de servirle la mesa a Alan García. Pero, como no podía ser de otra manera, la mediocridad del actual Congreso tenía que aflorar aún sobre una tarea de la importancia de la asignada a la famosa megacomisión que lleva tres meses sin poder instalarse. Lo de la presidencia de Javier Diez Canseco no tenía nada que ver con caprichos y pataletas, como dice la prensa de derecha que ya estaba casi celebrando la posibilidad de que fuera derrotado si se forzaba la votación dentro de los miembros integrantes, sino con un asunto de liderazgo para el cumplimiento de una responsabilidad que se suponía comprometía a los que ganaron las elecciones y al propio toledismo.

Diez Canseco era el animador central de las investigaciones y la mejor arma de Gana Perú para lograr un informe final solvente y defendible. Con Chehade fuera del grupo de trabajo, era más evidente que la persona ahí era Javier, por un claro desbalance de experiencia con los otros integrantes. Pero si el gobierno no lo quería en esa posición, por la razón que fuere, debió decirlo abiertamente y proponer un líder sustituto, y eso tenía que hacerse a nivel de pleno. ¿O es que alguien cree que teniendo la mayoría en el Congreso se puede rifar una conducción de estas proporciones a lo que puede ocurrir entre siete personas?

El mismo hecho que los dos oficialistas que todavía integran la comisión no dieran quórum el último lunes a una reunión donde ya estaba Lescano y sus nuevos amigos, y que el joven congresista Tejada haya dicho que renunciará si Lescano consigue elegirse mediante arreglo bajo la mesa, prueba que aquí no estamos ante reacciones subjetivas, sino ante el inminente fracaso de una decisiva investigación. Que Yhony Lescano no descubra que esta haciendo el juego a un almirante del sector de Giampietri, que trabajó con el gobierno del APRA; a un ex funcionario regional y municipal acusado de corrupción; y a un exaprista, exKouri y ahora pepekausa; es un problema que va más allá de una súbita miopía por ambición personal.

Es una prueba que la actual mayoría congresal no sabe exactamente lo que quiere, y que las escaramuzas políticas de corto plazo están ahogando las grandes cuestiones pendientes en el país.

09.11.11
www.rwiener.blogspot.com

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