domingo, febrero 12, 2012

La caída Artemio

El presidente Humala se ha comportado de manera cuidadosa ante la noticia de la caída del último dirigente nacional senderista que había eludido la prisión y la muerte en los últimos treinta y dos años, y hay que felicitarse que ante el vencido haya insistido en dos ideas elementales: el respeto de los derechos humanos de los prisioneros (que a algunos les cuesta reconocer como una obligación del captor) y la invocación para hallar una salida de paz con los que aún continúan en armas.

El gobierno, por supuesto, se ha anotado una victoria inobjetable a pesar que las informaciones iniciales anotaban que la herida de Artemio se la produjeron sin combate, cuando estaba dormido, por un elemento que trabajaba para la policía y tenía expectativas de cobrar la recompensa que ofrece ni más ni menos que los Estados Unidos. Ahora mismo podría empezar a discutirse además si el prisionero seguirá en poder de los policías peruanos o los norteamericanos. No debe olvidarse que el primer lugar al que ha sido trasladado el prisionero es la base Santa Lucía construida por la DEA en Tocache.

Sin duda, el Artemio localizado el día de ayer en la selva es un fantasma de sí mismo, no sólo porque estaba herido y sin apoyo armado, sino porque ya hacía tiempo que daba vueltas por el Huallaga proponiendo una rendición negociada y haciendo pintas por la paz, porque sabía que su guerra ya estaba perdida. A esto los sucesivos gobiernos siempre contestaron que no negociarían con terroristas (a pesar de que si hubo negociaciones) y centraron esfuerzos en capturar a Artemio, como trofeo de guerra, sabiendo que era mucho más difícil acabar con el grupo que actúa en el VRAE.

Descabezada la fracción del Huallaga se ha dicho que se pueden producir varios desarrollos alternativos: (1) que los remanentes de Artemio se mantengan intentando hacer resistencia hasta su desangramiento final, con la posibilidad de que se armen alianzas de sobrevivencia; salvo que las palabras del presidente signifiquen algo más que una declaración y se inicien acciones para el desarme y reasimilación a la sociedad de los combatientes que dejan las armas; (2) que los narcos llenen el vacío formando su propio ejército con los soldados de Artemio y otra gente de la región, lo que podría acentuar una tendencia a la “mexicanización” del Perú que debe ser evitada; (3) que los del VRAE se extiendan sobre la zona que era de Artemio, haciéndose más fuertes y peligrosos.

Que el presidente Humala no se deje marear por lo que acaba de ocurrir y mantenga la serenidad del que está terminando una guerra que debió acabar hace tiempo, pero que algunos tenían interés en hacerla perpetua.

12.02.12
www.rwiener.blogspot.com

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