lunes, septiembre 24, 2012

Todo el poder a la tecnocracia

Por lo que estoy informado la salida de Álvaro Vidal por el mecanismo del ministro que le dice al alto funcionario que el presidente le está solicitando la renuncia, mientras se corta la línea telefónica con Palacio, ya ha sido empleado otras veces especialmente con algunos de los personajes que más cerca estuvieron durante los cinco años que mediaron entre las dos campañas presidenciales. Por eso es que no hay que tomar en serio las declaraciones de José Villena que se lava las manos respecto a lo que dice el texto del expresidente de Essalud y precisa que renuncia es renuncia y no despido, como lo diría un niño con aquello de primera boca es la que vale.

Ciertamente, interesan aquí no tanto las dificultades del gobernante para terminar de eliminar del poder a su antiguo entorno sino los voceros de los que se está valiendo para ello. Villena es un hombre de Castilla colocado en la cartera de Trabajo para hacer girar el eje de la política laboral de los primeros meses de gobierno que apuntaba a llevarse bien con el movimiento sindical. Hay que reconocer que el personaje ha aprendido mucho de su mentor ya que sus decisiones han sido metódicas pero implacables a lo largo de varios meses. Ya sacó a un viceministro y al presidente de la Seguridad Social y ahora ya todo empieza a estar como antes. Por eso cuando los periodistas le preguntan si la caída de Vidal es una consecuencia de la huelga médica, el ministro contesta que eso estará en su conciencia.

¿De cuándo acá el miembro de un gobierno –que además viene de haber sido batido en Conga y otras situaciones de conflicto-, admite que está forzando la salida del presidente de la principal institución a su cargo por presión de una medida de fuerza? Eso sólo ocurre porque el ministro de Trabajo que pudo haber exigido al de Economía para que Fonafe aflojara para el aumento solicitado por el directorio de Essalud y haber acompañado a su presidente ejecutivo frente a la negociación con el sindicato médico, se colocó como si con él no fuera el problema. Y no lo hizo no por pro-sindicato, porque es todo lo contrario, sino simplemente porque la huelga le cayó del cielo para precipitar el cambio que estaba buscando.

Esta batalla mezquina de la tecnocracia que ya estaba en el Estado antes del 28 de julio de 2011, y los miembros del equipo original de Ollanta que ocuparon algunas posiciones de gobierno ya se había visto en la PCM, Vivienda, Energía y Minas y seguramente en muchos otros lugares de los que no estoy suficientemente informado. Es un proceso que está produciendo un fenómeno absolutamente nuevo que es una pléyade de funcionarios estatales de anteriores gobiernos copando todos los espacios del poder hasta alcanzar un Estado dirigido por él mismo, mientras discutimos tontamente si Ollanta tiene más poder que Nadine o viceversa.

Sin duda, si puedes echarte al presidente de Essalud utilizando perversamente una huelga por justas demandas médicas que existen porque los tecnócratas de tipo Castilla, Villena y otros nunca han querido resolver porque están obsesionados por guardar cada vez más dinero en caja para que sus cifras macroeconómicas y la alianza con las inversiones siga adelante, es porque la tecnocratización y derechización del poder (que para el caso son lo mismo) ha avanzado demasiado como para aspirar a revertirla.

22.09.12
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una perla de la fujimorista Baffigo, nueva Presidenta Ejecutiva de Essalud: durante su gestión anterior al frente de Essalud, dispuso que Sunat se encargara de recaudar los aportes de los empleadores. Resultado: Sunat le cobra a Essalud por recaudar los aportes, no hace nada para que los mayores deudores (entre ellos el Estado) salden sus deudas con Essalud y, por supuesto, los fondos de Essalud no ganan un centavo en intereses, que sí lo serían, si estuvieran en la banca comercial. Con una Presidenta Ejecutiva así, ¿se puede esperar algo bueno?