viernes, abril 19, 2013

Nueva victoria de Javier

Javier Diez Canseco fue suspendido hace muchos años en su condición de congresista luego de propinarle un puñetazo al fujimorista Daniel Espichán que le mentó la madre en pleno hemiciclo.

Le pusieron 120 días que él cumplió con el mejor humor volviendo a la militancia de la calle. Al final los perros de presa de la dictadura se protegían entre ellos y sus sanciones no eran sino una rutina de una mayoría capaz de los peores legicidios.

La suspensión actual es distinta, en primer lugar porque está en juego el honor del sancionado por una supuesta falta ética que no va más allá de una venganza política.

En segundo lugar porque está ha sido un castigo impuesto otra vez por el fujimorismo, pero en esta oportunidad acompañado del APRA, Solidaridad Nacional y parte de la bancada de Gana Perú por la que fue elegido el congresista izquierdista. Esta composición del voto, a la que hay que sumar la de otros individuos sueltos, revela una colusión para sacar de escena al representante de mayor historia y conocimiento.

La enfermedad que ha seguido al abuso ha sido un hecho fortuito que subraya el carácter desgraciado de esta sanción que ahora no puede demorar para ser levantada. El propio Poder Judicial a través del 5to. Juzgado acaba de reconocer que en este caso –mucho más que en el de La Parada-, la función protectora de la sentencia de habeas corpus debe ser inmediata y la apelación correr por vía separada.

Claro que después del último mandato judicial suena a risa la pataleta del llamado “perro de chacra” que dijo que el fallo que ordenaba la nulidad de la sanción a Diez Canseco era la obra de un “payaso”. Hoy, estamos ante otra resolución que le ordena al Congreso nuevamente en mayúsculas y le establece un plazo perentorio de cinco días para cumplir, bajo las responsabilidades de ley.

Estamos pues ante una derrota en toda la línea de la prepotencia del número y de una victoria de la limpieza política. Sin otra fortaleza que su propio coraje, Javier ha hecho retroceder una inmensa maquinaria en su contra. En estos momentos en que por todas partes se realizan homenajes y cadenas de solidaridad para que Diez Canseco supere el mal momento, cualquiera puede comparar la estima pública hacia el tribuno revolucionario frente a la miseria de sus sancionadores, reflejada en la enorme desaprobación del Congreso.

Creo que en estos días se está escribiendo historia. La batalla simultánea de Javier para recuperar su salud, derrotar la coalición mafiosa del Congreso y seguir presente en la lucha política con sus artículos semanales y su carta a los trabajadores, no habla de su pasado ejemplar sino de su extraordinario presente. Fuerza Javier.

19.04.13
www.rwiener.blogspot.com

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