Muchas veces me han lanzado la pregunta: ¿si estuve tan
cerca del candidato durante varios años, cómo no descubrí los secretos de su
carácter y no percibí el gran engaño que se estaba preparando?
Yo mismo me he planteado el punto varias veces, y nuevamente
lo he hecho después de escuchar el plomazo que le prepararon en el MEF como
discurso de fiesta patrias.
Así que finalmente he ensayado una breve respuesta.
Y empiezo por recordar algunos hitos que fueron definiendo
al personaje: (1) En octubre del 2000, Humala encabeza un pronunciamiento
militar en el sur del país que llevaba tres significados fundamentales: la
exigencia de que Fujimori dejara el poder en forma inmediata y no siguiera
manejando la transición política, la denuncia del compromiso de los mandos
militares con la corrupción y el continuismo, la protesta por la componenda
entre el gobierno y los partidos en la mesa de negociación de la OEA (una
repartija anticipada).
(2) En el año nuevo de 2005, Antauro Humala se rebela en
Andahuaylas y toma el control de una comisaría, y su hermano lo apoya desde
Corea del Sur, señalando que es legítima la insurgencia contra un presidente
que no cumple sus promesas. Luego se desmarca y pide la rendición cuando los
acontecimientos escapan de control.
(3) El 2006, Ollanta Humala encarna una candidatura radical,
a la izquierda de la izquierda, amiga de Chávez y Cuba, que planteaba la
recuperación de los recursos naturales, la revisión de los contratos de
privatización, la lucha contra la corrupción y la convocatoria de una Asamblea
Constituyente. Luego de ganar la primera vuelta, casi todos los analistas
especulan que se correrá al centro, rebajará su programa y buscará alianzas, o
se quedara en 30%. No lo hace y llega a 47%.
(4) Me ligo a Humala luego de la campaña, cuando me pide que
lo asesore para su postulación en el 2011. Eso hago durante un año y en el 2007
entró a trabajar en La Primera y a apoyar al candidato progresista y radical
como alternativa a los demócratas neoliberales y al fujimorismo. En el final
del año 2010, Ollanta redefine sus asesores, contratando los servicios de un
equipo brasileño y forma un comité de campaña. Quedo fuera.
(5) A partir de diciembre del 2010, empieza surgir un nuevo
Humala, que ya no enfatiza en los cambios sino en las ayudas sociales, que
evade confrontaciones y responde con el silencio los ataques, que busca
tranquilizar a los que están asustados con su presencia. Cuando le pregunto si
no teme perder el apoyo de sus electores por su sorpresiva moderación y no
llegar a la segunda vuelta, me contesta que si me refiero a los radicales él ya
los tiene en el bolsillo (lo que fue cierto para ganar las elecciones por falta
de alternativas; y fatal para gobernar)
(6) El Ollanta del 2011 estaba convencido de haber
encontrado la fórmula para ganar y conservar el poder, y que sus antiguos
amigos no lo entendíamos. Había iniciado un camino para separarse de cualquier
control político o social de sus decisiones. Cuando le pregunté, en una de
nuestras últimas conversaciones en vísperas de su juramentación, como era que
antes rechazaba todo compromiso con la clase política y ahora estaba buscando
ministros de derecha, me contestó que ahora él tenía el poder y ponía las
condiciones.
Entonces me di cuenta que el candidato que me ofrecí a
apoyar cinco años antes ya no existía. E iba a ser cuestión de tiempo para que
apareciera el presidente que lee lo que le dicta Castilla e ignora las demandas
populares que se expresan a pocas cuadras de donde está hablando.
31.07.13
Columna de Wiener
Miércoles de Política Nº 5