miércoles, julio 10, 2013

Del lado del corazón

Al final de las dos horas que dura el documental de Francisco Adrianzén sobre la izquierda peruana de finales de la década del 60 y los primeros siete años de los 70, se recoge una frase del Che Guevara en la que indica que no es nuestra culpa que la sangre sea roja y el corazón se ubique al lado izquierdo. Como lo advirtió el propio director, el título de su obra ya existía cuando escuchó por primera vez la frase a propósito de los homenajes por la muerte del comandante Hugo Chávez.

Y lo que uno ve en la pantalla tiene mucho que ver con el corazón, en el sentido de una juventud entregada a la política, que toma decisiones que hoy difícilmente se repetirían: viajar a zonas lejanas donde no tenían ningún arraigo para ligarse a las luchas sociales; ingresar a las fábricas para convertirse en obreros; imponerse tareas más allá de las fuerzas de escribir y repartir periódicos, organizar círculos de estudio, participar en debates políticos; cargar con la familia a distintas partes; etc.         

Todo esto a cambio de nada. Porque no eran tiempos de política pagada ni de posibilidad de ascender a cargos públicos a través de la pertenencia a los partidos legales. Era como si un poderoso impulso hubiese lanzado a toda una generación a renegar del pasado y a desear ardientemente acelerar los cambios en el país. El documental establece el primer impulso revolucionario en la guerrilla del MIR-ELN, a su vez tributaria de la revolución cubana y de la idea de la época de que América Latina se convertiría en una gran Sierra Maestra.

Pero ahí nomás, a la vuelta de tres años, se iniciaría un segundo proceso aún más decisivo, con el golpe militar de octubre de 1968, que contra todo pronóstico estrenó el gobierno más a la izquierda de la historia del Perú, a completa contramano del curso represivo que siguieron los demás gobiernos uniformados del continente, que en algún momento llegaron a cubrir casi toda América Latina. 

Adrianzén ha logrado captar lo que significaba ser de izquierda en medio de una gigantesca ola mundial de cambios políticos y sociales, en un país en el que un importante núcleo de izquierdistas había muerto creyendo poder arrastrar al país dentro de esa marejada, y en la que Un grupo de generales y coroneles decidió tomarse en sus manos viejos anhelos nacionales como la recuperación del petróleo y la reforma agraria.

Que nos equivocamos mucho en esos años de juventud radicalizada, es una verdad fuera de todo debate. Pero eso no le quita valor a ese esfuerzo por unir estudiantes, trabajadores y campesinos en un solo puño, que luego tendría su fruto en la aparición de Izquierda Unida. El documental usa imágenes y testimonios para dejar plasmado cuánto corazón le pusimos a esa parte de nuestras vidas. Nada acartonada.

10.07.13

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