martes, agosto 20, 2013

El costo de no cumplir promesas

 La última encuesta de IPSOS señala el momento en que Ollanta Humala ingresa al bando de los presidentes con respaldo de menos del tercio de la población nacional. Ni los muertos del VRAEM, ni las nuevas ministras, han podido modificar la tendencia, como antes tampoco pudo hacerlo el anuncio de Nadine Heredia descartando su rumoreada postulación presidencial. Parece que ya no hay fuerza material que contenga la caída y para que se entienda bien lo que está pasando, la causa mayor de desaprobación del mandatario vuelva a ser como en todos los estudios: “no cumple sus promesas/es mentiroso”.

IPSOS advierte que un 64% de las respuestas negativas se refieren a ese punto, mientras que un 53% se queja de la falta de seguridad ciudadana (11 puntos de diferencia) y 38% a la crecida de los precios. No hay duda. A más de dos años del comienzo del gobierno, la traición de Humala a sus compromisos electorales y gubernamentales es su peor pasivo. Más aún, cuando el estudio se refiere a la relación entre gobierno y oposición, la mayoría de los encuestados cree que las razones del aislamiento actual del gobierno se deben a: “el incumplimiento de las promesas de la campaña política” (39%), y en menor grado a: “la falta de diálogo de Ollanta Humala con otros grupos políticos” (33%).  Se confirma así que hay un fuerte sector (mucho mayor al que representaría a la primera vuelta del 2011), que opina que los males del gobierno se relacionan con la mentira básica de haber postulado por la izquierda y pasado a gobernar hacia la derecha.

Un dato adicional es la mirada que la encuesta ofrece sobre como las personas aprecian la actitud de empresarios y sindicatos. En el primer caso se comprueba que el 16% de los encuestados cree que los empresarios apoyan ampliamente al gobierno, el 54% que lo hacen en forma moderada, 18% que se encuentran en una oposición moderada y 5% en una radical. En suma apoyo amplio-moderado al 70% y oposición moderada-radical al 23%. Para los sindicatos, en cambio, los datos advierten un apoyo amplio de 4% y moderado de 28%; y una oposición moderada de 38% y radical de 20%. O sea, apoyo de 32% y oposición de 58%. Pero todos sabemos que los empresarios de los que se está hablando votaron mayoritariamente por Keiko Fujimori contra Humala, y los sindicatos lo hicieron en sentido opuesto.  Es obvio que hay una relación muy ajustada entre las razones para desaprobar a Humala y las que existen para pensar como se le ve desde las empresas y los sindicatos.

Algo final: nada de lo que dice la derecha diariamente se confirma en sus propias encuestas. Ni es cierto que Humala cae en la opinión pública porque no tiene la confianza de los empresarios, ni es verdad que los únicos que critican el abandono se su programa son una minoría de radicales. 

20.08.13

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El comandante no es bobo. Él lo tiene todo fríamente calculado. El sabe perfectamente que la aplicación de las políticas neoliberales puede ocasionar un desasosiego político, económico y social tal, que las masas exigirán tarde o temprano un cambio de rumbo radical. Eso es lo él espera. Cuando llegue ese momento, que será al inicio de su último año de mandato, el comandante podrá decir con toda tranquilidad y sinceridad a la derecha oligárquica: lo intente con la hoja de ruta y con la constitución del 93, pero no resultó. Ahora es hora de ser pragmáticos y probar otra fórmula, la formula bolivariana. Convoquemos una asamblea constituyente.

Y desde ese momento se pondrá a la cabeza de los movimientos populares.

Y escépticos como usted se arrepentirán de su falta de fe.

Anónimo dijo...

Lo más probable es que, cuando el comandante llegue a su último año (si es que llega), y pretenda convocar a una asamblea constituyente para ponerse "a la cabeza de los movimientos populares", como cree el despistado ollantista anónimo, tanto la derecha, como la izquierda, enfrascadas en una nueva contienda electorera, le darán un soberano puntapié en su castrense trasero. Lo cierto es que el cachaquito perdió la oportunidad de hacer esa convocatoria, cuando llegó al gobierno y estaba con una incuestionable popularidad mayor al 60%.