viernes, agosto 09, 2013

En sus manos el Perú

¿Cómo se explica que el juez que condenó a Alberto Fujimori por haber tenido responsabilidad por la existencia y los actos de grupos irregulares de las Fuerzas Armadas y la Policía que asesinaron a personas que vinculaban con el terrorismo (muchas de ellas inocentes) y a opositores políticos, aparezca de pronto como parte de una concertación para buscarle una salida al caso Chavín de Huántar en donde también funcionó la misma cadena de mando que hacía operar al Grupo Colina, con los mismos personajes (Fujimori-Montesinos-Hermoza) y con el resultado de nuevas violaciones de derechos humanos en el proceso de la lucha antisubversiva?

¿Cómo se entiende que un abogado que proviene del campo de los derechos humanos, convertido en ministro de Justicia de un gobierno que llegó prometiendo una lucha contra la impunidad y que los violadores de derechos humanos serían castigados, se preste a buscar una “unificación de criterios “ entre el Ejecutivo y el Poder Judicial, luego que su despacho en coordinación con el ministerio de Defensa y el agente peruano ante la CIDH, que estaba presente en el almuerzo en Palacio de Justicia habían querido descalificar el peritaje que ya había sobre el caso de la muerte del emerretista “Tito”, para establecer el criterio de que no había habido ejecuciones extrajudiciales y no se debía condenar a nadie por este caso?

Obviamente no se explican ni se entienden estas conductas, si no se evidencia que tras de ellas existía un interés superior, que el ministro le llama “el Perú”, cuando se despide la doctora Rojjasi, y que en la conversación se le denomina “el Estado”, pero que en realidad respondía a algo mucho menos elevado. Todo indica que el presidente requería que este caso se tomara como sensible y se apuntara a una solución que acabara con los debates y sentara el principio de una operación impecable, no obstante que sus jefes hubieran sido los mismos que realizaron hechos condenables en otros momentos y circunstancias. Es lo que Jiménez resume en la expresión de que Montesinos Y Hermoza son unos miserables, pero en este caso nada se pierde con no condenarlos ya que tienen otras sentencias que los mantendrán presos.

Al final, por “Tito”, tal vez el más duro e intransigente del grupo secuestrador, no se va a traerse abajo al Perú, al Estado y a Ollanta Humala en su delicada construcción de relaciones con las Fuerzas Armadas de las que procede. Pero ya se vio. Cuando se conspira contra la verdad siempre se plantea el riego de sr descubierto. Después de todo somos el país del chuponeo y lo que hablamos un día puede salir publicado más adelante. San Martín, Jiménez, Cateriano y Rojjasi, han mostrado la triste cara de la manipulación de la Justicia.

09.08.13

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