domingo, septiembre 22, 2013

A mí nadie me investiga

Que yo recuerde, es la primera vez que un investigado logra que le anulen judicialmente los avances de investigación, cuando aún no se ha emitido ningún informe definitivo y no tiene sentido alegar que no se ha cumplido el debido proceso.

Las palabras del ego colosal reflejan esta situación cuando se refieren a que ahora los de la megacomisión tendrán que tratarlo con mayor respeto, lo que quiere decir que se trata ante todo de una victoria moral que le permite imponer condiciones a sus investigadores, al margen de la gravedad de los hechos imputados.

Algo por el estilo, está encerrado en la pretensión del abogado de García que señala que pedirá la cabeza del presidente de la Megacomisión. Se están valiendo pues de la sentencia de un juez para destruir un proceso que apunta a abrirle al país los ojos respecto a los hechos producidos durante cincos años del segundo gobierno aprista y que estaban ocultos a la luz pública:

·      ¿Cuántos sabían que se habían aprobado con firma del presidente más de cinco mil indultos y conmutaciones de penas para delincuentes comunes, entre ellos más de 400 por narcotráfico agravado, y que existen indicios claros de que se pagó para conseguirlos, por lo que el jefe de la comisión de gracias, nombrado y protegido de García, se encuentra en prisión?
·      ¿Hasta qué punto estaba enterada la población que dentro de las publicitadas obras de “Agua para todos”, hay algunas que nunca se hicieron pero se dieron por realizadas, con aval presidencial, y que se presentaron informes de costos obviamente sobrevalorados que nunca fueron cuestionados en los altos niveles de gobierno?
·      ¿Acaso no era cierto que se ha estado queriendo dar por concluido el caso BTR, con la prisión que cumplieron sus principales directivos, y de paso olvidar el de los petroaudios, obviando el contenido de los audios que evidenciaban la grave corrupción del poder, la interferencia del presidente y la Fiscal de la Nación en las investigaciones, la desaparición y manipulación de las pruebas, la extralimitación de funciones del jefe de la Dinandro, luego premiado con altos cargo públicos, etc.?

Todo esto (y bastante más), se lo debemos a la Megacomisión y su presidente que han puesto a la defensiva al mismísimo Alan García, obligándolo a maniobrar con sus amigos en el Poder Judicial. Claramente no quiere que sus propias declaraciones, lanzadas con la soberbia del que se cree todopoderoso, reboten hacia el informe final, como aquello de que Chinguel era un hombre probo y que ponía las manos al fuego por él, o que Dios le dictaba los narcoindultos y que lo volvería a hacer, etc.

El insólito fallo que obliga a reiniciar una investigación más “respetuosa” y reservada a García, quedará en los anales de la Justicia como un caso escandaloso de favoritismo político y consagración de la impunidad.

22.09.13

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