viernes, septiembre 06, 2013

Un Tribunal para salvar a García

Hay quienes creen que algunas noches, Alan García sueña con los muertos de los penales de 1986 y se despierta agitado. Falta poco para que se cumplan 30 años desde esos violentos acontecimientos que mostraron la potencialidad destructiva del carácter de el dos veces expresidente.

Pero los muertos no descansan.

Tal vez por ello el Tribunal Constitucional ha aprovechado un recurso de amparo de miembros del personal de la marina que están procesados por el caso de El Frontón, para emitir una sentencia cuyo interés principal no son los recurrentes y sus derechos presuntamente afectados, sino el establecer una línea de resolución en el juicio que se abrirá dentro de pocos meses.

Una afirmación en el sentido de que el resultado de la operación para debelar el motín (los muertos) no fue producto de un plan preconcebido… sino de excesos en el enfrentamiento… por decisiones y acciones durante el desarrollo de los hechos; no tiene sentido en una instancia de control constitucional, salvo que lo que se quiera decir es que por tener esa jerarquía hay que aceptar sus particulares interpretaciones como si agotaran la necesidad de pruebas.

Para reprimir el motín hubo un conjunto de decisiones de gobierno, adoptadas directamente por el presidente que se mantuvo en permanente contacto con los ejecutores para asegurar su cumplimiento. Entre estas las más notables fueron: (a) la militarización de las cárceles, transformando un problema de orden público en una acción de guerra; (b) la orden de actuar con la máxima energía y con la fuerza necesaria, preservando en lo posible la vida y la integridad de los rehenes; (c) la presión para actuar rápidamente, descartando cualquier forma de asedio para obligar a rendirse a los amotinados. Es la Justicia la que debe evaluar la relación entre estos mandatos y lo que ocurrió. Pero el TC ya marcó una pauta.

Lo mismo pasa con el tema de la eliminación de rendidos. El TC asegura que no es posible afirmar que haya habido una política en ese sentido “en esos años”. Por ello presume que los fusilados después de la rendición lo fueron por algún “exceso” de los militares y policías que participaron de los hechos. Esta es una nueva fórmula para exculpar al gobierno y al presidente por lo ocurrido. Más aún el juego del tiempo busca implícitamente comparar los 80 con los 90, para distinguir la época de Fujimori en que si hubo ejecuciones extrajudiciales por las que ya ha sido sentenciado.       

Finalmente el TC habiendo fijado el camino por donde deberán caminar los jueces, llega a su máxima pretensión cuando dice que terminado el proceso penal, recién operarán las prescripciones sin posibilidad de nuevos procesamientos. Es decir más allá de lo que finalmente se resuelva, se podrá inmediatamente recurrir a la prescripción y más aún nadie podrá pedir otro juicio sobre García aún cuando se haya acreditado su responsabilidad.   

06.09.13

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