lunes, noviembre 11, 2013

Velasco y las masas

Ricardo Napurí me contaba en estos días en Buenos Aires acerca de una entrevista que sostuvo con el general Velasco a comienzos del régimen militar, en la que el entonces coronel Fernández Maldonado sirvió de intermediario. Y el resumen de ese encuentro se encontraba en una de las preguntas finales del jefe de la llamada revolución peruana:

-       ¿Por qué cree, señor Napurí, que Perón pudo durar tanto tiempo en el poder?

Napurí explica que le indicó que la clave estaba en que se apoyó en las masas, en que las organizó, movilizó y partidarizó, tanto que hasta el día de hoy  la historia argentina gira alrededor del peronismo.

Velasco entonces respondió que él no podía hacer eso, y que por su formación militar tenía que someterse a las reglas de la institución y evitar los desbordes sociales.

Me han prometido hacerme llegar a Lima un ejemplar del libro en el que se incluye una polémica histórica entre el fundador de la llamada izquierda nacional argentina, José Abelardo Ramos, y el intelectual más importante de la revolución velasquista; Carlos Delgado, precisamente sobre el tema del partido y las masas en un proceso de transformación social.

A estas alturas creo que Delgado, que había sido aprista, no inspiró sino que sistematizó las resistencias y resquemores de Velasco en la teoría del no-partido, que quería decir de alguna manera que la revolución militar quería representar a todos en sus organizaciones naturales, pero no organizar un proyecto político nacional capaz de disputar con los otros partidos.

Es un hecho histórico que a Velasco lo derrotaron en una intriga institucional y que no pudo mover a las masas que lo apoyaban en su defensa ni darle una continuidad en las bases al proceso que había tenido el coraje de poner en marcha. No tuvo herederos directos como tuvo Perón, y nos dejó un sedimento de radicalidad social que explica ciertamente la importancia de la izquierda a fines de los 70 y en los 80, pero también la búsqueda de una representación que se observa en casi todos los eventos electorales de los últimos veintitrés años.

Hay un sustrato velasquista detrás de los conflictos políticos y sociales que se han visto en el Perú desde que el general fue sacado del poder y después de su muerte. El acto fúnebre de masas más grande que se recuerde. Una ironía de la historia porque con la fuerza que se manifestó en las calles al momento de despedirlo, hubiera bastado para que las reformas y nacionalizaciones que el general había puesto en marcha no se detuvieran. Pero él se sentía demasiado militar para convocarlas.

PD. El día de ayer por razones de espacio, el diario no publicó mi columna remitida desde Buenos Aires, denominada “¿Existe un historia latinoamericana”. Para leerla utilizar el link: www.rwiener.blogspot.com

11.11.13

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