viernes, enero 03, 2014

Falacias sobre libertad de expresión

1.     El problema de la “concentración de medios” no comenzó con la compra del 54% de las acciones de EPENSA por El Comercio. En realidad esta situación existe desde hace mucho tiempo y está consignada como uno de los problemas denunciados como frenos a la democratización del país en el programa de la Gran Transformación con el que Humala se presentó a las elecciones.

2.     Lo que hay es un proceso de concentración cada vez más absoluto en este campo que ya adquirió ribetes escandalosos, a pesar de que algunos políticos “no lo vean” por estricto interés de recibir el respaldo del gran monopolio. Lo que se está disputando es no sólo si se puede tolerar que casi todos los diarios estén bajo una sola mano, sino que por donde vamos lo más probable es que el predominio se siga acentuando hasta eliminar toda competencia.

3.     La libertad de expresión (derecho a la información y a la opinión para todos) no tiene por qué ser convergente con la libertad de empresa (libertad de usar el dinero como le parezca, a quienes dispongan de él). La libertad de empresa genera una tendencia a la centralización y concentración de propiedad (como en el caso de las cervecerías y las gaseosas), que llevado al plano de los medios de comunicación altera brutalmente la garantía de una información plural (hay diez diarios, dos canales de TV y otros medios describiendo falsamente lo de la compra de EPENSA como una “asociación”) y con mucho mayor razón la un libre acceso a todas las opiniones (hágase la relación de los periodistas que jamás serán contratados por el monopolio mediático).

4.     La compra del segundo grupo periodístico por el primero ha sido presentada como un tema de piconería de otro grupo que también quiso comprar un paquete de acciones de los Agois. Y si bien el intento existió, y que pudo equilibrar la balanza entre dos conglomerados de prensa, la verdad es que el problema va mucho más allá del interés respetable de un competidor empresarial que fue derrotado. Aquí la historia es que hemos llegado a un nivel de dominio que algunos estiman en 80% del mercado, lo que es extremadamente anormal aún para los estándares de concentración que hay en América Latina y afecta ante todo el interés de la población peruana que está ahora mucho más expuesta a una grave manipulación política-mediática.

5.     La falacia final es la descalificar a la crítica a la concentración por provenir de algunos comentaristas que antes trabajaron para el grupo El Comercio, y la hacen otros que están trabajando ahí. Lo cierto es que esa es una manera de rebajar el debate. Algunos no tenemos intereses comerciales o laborales en el caso, pero somos conscientes del daño que se está haciendo a la libertad y a la democracia con la falacia de una prensa libre con un solo mandón.

03.01.14

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