sábado, enero 11, 2014

Los fujimoristas como fiscales


Al margen de la pregunta clave del 2013: ¿quién ordenó la custodia redoblada sobre la casa de López Meneses?, que a decir verdad apunta a quedar sin respuesta en lo que resta de este gobierno, el interés político cada vez más evidente es convertir a la comisión especial para este caso en un equivalente de los grupos de trabajo que ya existen para Alan García (megacomisión) y Alejandro Toledo (fiscalización), de ahí tanta discusión sobre la composición y la presidencia y tanto barullo por la tonta reunión Humala-García Belaúnde.

El efecto que se busca es decir que Ollanta Humala está tan investigado como sus predecesores, es decir todos corruptos, y apuntar a una situación en la que todos dependan de los votos de los otros para salvarse. Lo más hilarante es que el voto que está decidiendo la suerte de los presidentes de los 2000, es el del fujimorismo que tendrá a su jefe máximo en la cárcel pero no tiene comisión que los investigue ni interés de la gran prensa por confrontarlo con sus responsabilidades.

El fujimorismo ha aparecido como principal perseguidor de Toledo, acompañado a distancia por el APRA; pero en la megacomisión fungen de “imparciales investigadores”, que votan algunas acusaciones y en otras se abstienen; y en el caso López Meneses quieren dominar la comisión a sabiendas que será la investigación más mediática. Pero el misterio principal tiene que ver con lo que pasará en el pleno, porque para acusar a García se necesitan los votos naranjas; para salvar a Toledo se requiere algo más que los oficialistas y peruposibilistas; y para que Humala no salga chamuscado se requiere aislar a sus opositores más radicales, pero por ahí el PPC y otros grupos menores andan coqueteando con el fujimorismo y el aprismo sobre este tema.

El cuadro es enrevesado, de donde salen las versiones que indican que a Toledo lo están tentando  a que acepte un compromiso, con retiro de la política y ruptura con el oficialismo, a cambio de agua tibia en la decisión final que le elimine los cargos penales. A García lo conversan los fujimoristas para hacerle recordar que depende de sus voto, por lo que algo tienen que ofrecerles pensando en el 2016. Finalmente, el gobierno ya perdió el sitio de gran acusador (y negociador) que tenía al comienzo de su gestión, y ahora está buscando también entrar en el terreno del toma y daca.

Las acusaciones son serias en casi todos los casos, aunque haya diferencia de grado en las culpabilidades. Y adónde debería llegarse es al retiro de la clase política nacional, integrada ahora por los extrapartidos que terminaron sumándose a las peores mañas. Pero como esto no va a ocurrir, lo que se puede temer es una nueva repartija de salvatajes, o por el lado opuesto que fracasen las negociaciones y entremos en una batalla de todos contra todos. Que es lo más factible.

09.01.14

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