viernes, febrero 07, 2014

Delitos y presión alta de Fujimori

Todo indica que a Alberto Fujimori le sube la presión y le recrudecen enfermedades, cada vez que se muestran en público las fechorías de su gobierno y su participación directa en las más retorcidas decisiones del poder en los años 90. Es lo que acaba de ocurrir con lo dicho por el exjefe de las FAP que aseguró ante el tribunal que el expresidente le dio la orden de entregar el dinero para los diarios chicha, lo que el general Villanueva Ruesta, excomandante general del Ejército no quiso desmentir ni confirmar.

¡Cómo no le iba a subir la sangre hasta 22 y 14, al ingeniero que dice que no sabía que su gobierno pagaba esa red de periódicos que llenaban de insultos a los políticos rivales de Fujimori, tomando en cuenta, además, que hace una semana el exsecretario del SIN, declaró que los titulares de más de una decena de estos diarios eran consultados y corregidos en Palacio de gobierno diariamente!

Antes no era así. Por ejemplo, cuando Vaticano sorprendió al país el año 1996, con la denuncia de que la pista de aterrizaje de Campanilla, podía funcionar para la salida de cocaína en avionetas colombianas porque pagaba un cupo de 50 mil dólares mensuales a los jefes militares que hacían de nexo con el asesor Montesinos; Fujimori no se internó en ningún centro de salud, ni se inmutó ante tamaña bomba. Apenas una semana después Vaticano volvió a juicio y era un fantasma de sí mismo, que no atinaba a una frase coherente, ni siquiera a estar de pie por un rato. Todos sabíamos que lo habían dopado y anulado su capacidad de denuncia. Simplemente lo sentenciaron en ese estado y no hubo ninguna investigación sobre los oficiales implicados y la relación con Montesinos.

También en el año 96, se produjo otro escándalo cuando se encontró un cargamento con 196 kilos de droga en el avión presidencial. Fujimori, sin embargo, tampoco se conmovió por esta denuncia y en vez de preocuparse por aclarar como llegaba droga a la nave que usaba para sus viajes al exterior (podían haberle instalado un explosivo), se ocupó en sacar a los jefes de la aviación y a los del SIN de las investigaciones. No hubo presión alta, ni internamiento clínico, cuando el susodicho todavía podía usar el poder para tapar los delitos que lo salpicaban. Eso ya no puede hacerlo y parece que tal cosa lo enferma.

Los llamados siameses, como se ha recordado en estos días, a propósito del libro del expresidente de Colombia Andrés Pastrana, tuvieron finalmente la sangre fría de aparecer denunciando su propio contrabando de armas a las FARC, a cambio de dinero del narcotráfico. Nos contaron que tenían el mejor servicio de inteligencia, cuando usaban a ese organismo para cometer delitos. Y al borde de ser descubiertos nada de presión alta, pero sí  mucho de cinismo.

07.02.14

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