sábado, marzo 29, 2014

Otra de Yehude

Dentro de las cosas que Yehude está en capacidad de hacer, está la de haberse prestado a participar como concursante en el programa de Beto Ortiz, “El Valor de la Verdad”, donde dijo que Alan García había respondido a sus dudas en asumir el premierato que le estaba proponiendo en octubre del 2008, luego del escándalo de los petroaudios, que si no aceptaba quedaría como el gran cojudo de la historia.

Y parece que el ahora congresista se creyó la amenaza y que sigue hasta hoy haciendo el papel que García le anticipó, precisamente tratando de evitarlo. Porque eso de haber estado en una inauguración de obras en Olmos, en Lambayeque, al lado del presidente en el mismo momento en que se desarrollaba la intervención policial conocida como el baguazo y que costó decenas de muertos, por una de esas decisiones impulsivas de García que lo hacen pasar por encima de las personas y las normas, era como para inscribirlo en libro de Sofocleto, si es que existiese la categoría de cojudeces trágicas.

Y esta semana lo hemos tenido otra vez de peón del ego colosal que seguramente ya evaluó que está cayendo mal como chismoso del barrio, que suelta insinuaciones en televisión, dejando pequeños venenos contra su adversarios. La tercera insinuación en pocas semanas necesitaba de otro vocero y Yehude que es tocado por la megacomisión precisamente por su rol cumplido en el breve premierato al que lo empujó García, aceptó hacerse vocero de un rumor que alguien había venido circular en las redacciones desde hacía más de medio año y que carecía del más elemental sustento, salvo el uso atrevido de nombres de los implicados.

Lanzar como primicia una tontería sin pruebas, sólo lo puede hacer quién está enfermo de figuración y no tiene cómo ganarse una primera plana, o alguien al que se le ha dicho que ayude a disparar una bomba de distracción para recolocar el tema de la reelección conyugal, que ha sido el caballito de batalla de García frente a serias acusaciones como la de los narcoindultos, la interferencia en el caso BTR, las sobrevaluaciones de obras públicas, etc., para no terminar acusado como un cojudo. Y lo que hace Yehude supera todas sus anteriores y ahora está en la boca de todos como el campeón del chisme barato.

La historia además no podía ser más simplona: un hijo extramatrimonial, un divorcio y una candidatura. ¿Alguien imagina que eso pudiera funcionar como estrategia política? Pero si puede servir para revolver el ambiente, hacer que la gente se pregunte si hay coherencia entre la imagen del presidente pisado, que deja hacer a su mujer lo que quiera, y el que a partir de un corto tiempo pasaría a gobernar sin la pareja de la que depende tanto, ¿alguien supone que eso está a punto de suceder?

29.03.14

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un cojudo. Era de guerrillero, lo es de político.