martes, febrero 24, 2015

Gracias a ustedes estoy aquí


1.     Decía Tito Flores Galindo que durante su enfermedad comprendió y sintió el valor de la amistad. De cómo los amigos existen en las etapas más difíciles y cómo las discrepancias antiguas pueden revalorarse como formas de acercamiento de unos con otros. Yo puedo dar testimonio de la verdad de estas palabras, no una vez, sino tres veces. Y por eso esta reunión más que reencuentro conmigo es un reencuentro con la amistad, el compañerismo y tiene esa fuerza tremenda de advertir que no estamos solos y que lo que hoy damos por uno mañana lo daremos por otros.

2.     En mayo de 1984 regresé al Perú después de un viaje largo en el que perdí varias veces el contacto con mi familia y no supe que mi padre cayó súbitamente enfermo y falleció en pocos días. Cuando lo supe, en el Aeropuerto grité, chillé, lloré hasta donde pude, y luego en pleno duelo acudí a la redacción del diario El Observador y me senté en mi máquina para escribir para el día siguiente. Entonces el poeta Julio Heredia que trabajaba conmigo me dijo que era muy valiente. Yo pensé en ese momento si lo que hacía lo hacía por valor, o porque necesitaba hablar y mi forma de hacerlo era con mis lectores, a los que no le veo la cara, pero que saben que sigo en la pelea por la columna que aparece cada día.

3.     Me ha ocurrido en mis hospitalizaciones desde el 2012, que he convertido mi cuarto en sala de redacción y he escrito textos que hasta mi me sorprenden por su actualidad y su filo de debate, como si desde la cama y las conexiones que a uno de colocan en el cuerpo pudiera tener fuerza para una buena campaña política. Hasta ahora no me explico cómo pude escribir el libro sobre Yanacocha, aparte de mencionar el gran esfuerzo de Juan Torres Polo. Las fechas de redacción y publicación de este trabajo coinciden dramáticamente con el empeoramiento de mi salud. Y tengo vivo el recuerdo que una de las primeras cosas que ocurrió después que salí de cuidados intensivos, es que apareció Carlos Bedoya trayéndome uno de los primeros ejemplares del libro impreso.

4.     Si quieren agregarle una anécdota más a mi extraña relación con la escritura les diré que cuando fui llevado a piso después de la última crisis, pedí los diarios y no pude leerlos. Reclamé la computadora y el primer día sólo pude escribir, con mucho dolor, dos líneas que tenía en la cabeza. Al día siguiente alcancé a escribir cuatro líneas y el subsiguiente seis. Al cuarto día terminé mi primer artículo y re-empezó una racha que hasta ahora no para.  Pero volver a caminar unos pasos para llegar al otro sillón o al baño, me tomó más de una semana y siempre apoyado en alguien. A esas alturas una fraterna nota de César Lévano y mi desaparición de las páginas del diario dieron una señal de alarma. Pero para aclarar las cosas conté lo que me había pasado en la revista de Hildebrandt. Y ahora estamos en este reencuentro que en plena crisis se le ocurrió Margot Palomino y que me parece la suma de varios milagros.

5.     La escritura, el periodismo de investigación, el análisis político, crean invisibles lazos entre el autor y su público. Eso lo he vivido en reuniones como estas, presentaciones de libros y aún en mi propio confinamiento de enfermo en los que aparecen nuevos amigos, personas que no he visto nunca, pero que me leen y me desean lo bueno de este mundo. Por eso, una de las cosas que me enorgullece es esa combinación de los camaradas de siempre o de muchos años, con los que he ganado en el ejercicio de la prensa en los últimos años. Un señor que se acerca con un cuaderno donde ha ido pegando día a día mis columnas y que ya lo ha llenado, desconcierta y plantea la pregunta de si uno está siendo útil para algo.

6.     Soy, como dicen, y como se comprueba en las intervenciones, un antiguo militante de la izquierda, al que le faltan dos años para contar 50 en la misma causa. Cuando pienso en mi familia ampliada, pienso en la izquierda en todas sus tendencias, los que están aquí y los que no han podido venir. Cuando de solidaridad se trata, la izquierda no se divide, no se cela, defiende a uno de los suyos. Estoy orgulloso de mis camadas y de esa fusión que hay esta noche entre militantes nuevos y veteranos, con personas que sin filiación partidaria han dado valor a mis mensajes. Quiero decir que los campañeros y compañeras que han hecho uso de la palabra, y a los que agradezco profundamente, han sido seleccionados para simbolizarnos a todos. Ya quisiera que todos hablaran, todos nos abrazáramos y todos diéramos gracias al simple hecho de poder seguir viviendo. En mi caso particular porque tengo un nieto muy cerca de nacer y no me hubiera perdonado no poder estrecharlo en mis brazos como sueño diariamente.

7.     Estuve a punto de perder la batalla, pero dentro de los elementos de fuerza que me mantuvieron en este mundo está el momento difícil, más bien complejo, que vive nuestro país, los movimientos sociales y la izquierda. No me refiero solamente a que hay que resolver una política electoral, superar obstáculos que nos dividen y definir el orden de prioridades de las alianzas, sino a la convicción de que en esta nos jugamos, y que no podemos quedarnos impasibles o pasárnosla cubileteando cuando la amenaza de restauración de lo peor de nuestro pasado, que está todavía muy cercano, nos amenaza directamente. No es que la trilogía del mal: Keiko, Alan y PPK, estén llenando el espacio porque son mejores que nosotros, sino que nosotros casi no existimos y nos ahogamos en controversias que no comunican nada a los que están fuera de los círculos cerrados. La experiencia 2006-2011 nos ha mostrado un pueblo por el cambio real y profundo de la sociedad, que requiere que alguien, en sentido individual y colectivo se haga cargo de ella.

8.     Nos toca enfrentar la maniobra máxima de las derechas extremas, de conseguir que luego de haber convertido al caudillo nacionalista en una carta continuista, manejada por los grandes intereses económicos y presionado por la gran prensa, ahora concluya como encarnación de un fracaso supuestamente izquierdista que abre paso a una mayor derechización. La campaña para hacer que la pareja del poder aparezca como corrupta y con financiamiento oscuro, sirve, si se mira bien, para que quitemos los ojos de la traición de Humala a sus promesa y al neoliberalismo galopante de Nadine. Es decir las tareas del 2011 todavía están pendientes, casi al 100%, por responsabilidad principal del dúo Humala-Heredia, pero también por lo que nosotros izquierdistas, progresistas, no hemos hecho para reconstruir la base social del triunfo electoral, diferenciarnos del gobierno y la derecha a un mismo tiempo y crear una dinámica hacia el poder.

9.     El reto que quisiera lanzar a esta Asamblea es por cierto un llamado a la unidad contra los tres proyectos reaccionarios que ahora ocupan el escenario nacional. Pero unidad de toda la izquierda sin exclusiones y hegemonismos; y de la izquierda con los nacionalistas disidentes y con los que provenientes de ese sector no temen retomar las banderas traicionadas de la elección previa; y de todos juntos con las fuerzas democráticas que resisten el neoautoritarismo, la persistencia del programa neoliberal en plena crisis (que no llevará a enormes sacrificios de los más vulnerables) y la corrupción institucionalizada. Creo que puede haber un programa y una voluntad que una a una mayoría de peruanos en torno a un alternativa nacional-popular y democrático. Disculpen que no haya podido callar mi mensaje político, pero es lo que soñé en mis peores momentos, en que creí que podíamos remontar situaciones adversas, si teníamos claro el objetivo y empujábamos en la misma dirección.

10. Vuelvo al título de esta nota. Hace diez años, en el otro local del Colegio Medico, ante una multitud de amigos, grité para que Javier volviera con nosotros. No tuvimos éxito. No siempre se gana en estos casos. No sabía que luego me tocaría asustar a todos, a mi gente más querida, con una crisis de la que recién empiezo a reponerme. Pero ya aprendí. A mi edad y con mis antecedentes tengo riesgo de vida. Pero no me voy a dar por vencido. Mientras pueda seguiré escribiendo, polemizando y destapando lo que haya que destaparse. Es gracias a ustedes que puedo seguirlo haciendo.


Raúl A. Wiener F.
(Discurso en acto de Reencuentro – Colegio Médico)
18.02.15   

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de "anónimo", soy Ambrosio

El discurso de reencuentro en el Colegio Médico de Raúl de Raúl Wiener es melancólico y sentimental en sus mejores partes; en las peores pretensioso, narciso y equivocado.

Es cierto que los escritores tienen una conexión con sus lectores de manera ineludible. Ocurre porque cada lector, y por separado, se convierte la larga en el verdadero dueño del texto publicado, y, son ellos los que conocen más a los escritores que los escritores (como escritores) se conocen a sí mismos.

No es cierto que la izquierda peruana sea capaz de, como señala don Raúl, crear "un programa y una voluntad que una a una mayoría de peruanos en torno a un alternativa nacional-popular y democrático". No pueden ni podrán, no podrán por lo menos esta generación porque (1) la izquierda peruana no es demócrata, es totalitaria. (2) Tampoco son peruanistas: el Perú no les gusta, encuentran a los peruanos despreciables, feos y corruptos, y se les nota. (3) Carecen de estudios, creen que el "neoliberalismo" existe, no poseen razonamiento crítico ni sentido común; como nadan en el mar del narcisismo no les es posible entender el mundo, o el país que los rodea.

Anónimo dijo...

Saludos desde Bruselas

Me alegro que Raúl se decidiese por compartir su discurso en esa noche memorable. Algo me enteró la lectura de Diario Uno, es mejor en directo.

CJ

Marcela dijo...

Gracias don Raúl por compartir su lucha con el cáncer en todo el sentido de la palabra, desde lo más humano hasta lo político. No puedo sino desearle pronta recuperación de su salud a nombre de mi familia, desde Ayacucho.
Ojalá nos pueda indicarnos su dirección para visitarle pues estaremos junto con mi hermana en Lima entre 5 y 7 de marzo. Nos consideramos de su familia extensa porque no sólo somos una de esas tantas familias afectadas por una enfermedad como ésta sino porque también como familia compartimos sus preocupaciones y apreciamos sus mensajes.
Marcela